El 8 de enero del 2017 conocíamos a Daniela Blume, una chica normal de 31 años (32 cumplidos en la casa), de Mataró, que se nos presentaba como una rubia femme fatale, de ojos azules tigresa y vestido apretado con un extenso currículum televisivo: a los 18 años empezó a trabajar en Crónicas Marcianas representando escenas de películas antiguas y de alto voltaje junto con Boris Izaguirre, hasta que decidió concursar en Supervivientes 2009 quedando sexta y con un 51% de expulsión. Hasta entonces ha colaborado en programas como TNT o El Topo e incluso en debates de SV y Gran Hermano.
Lo último que sabemos de ella es que ha sido copresentadora de un programa de éxito en una radio como locutora, hasta hace un mes que decidió entrar en la casa de Gran Hermano VIP 5.
En los primeros días fue tachada de "estratega", "malvada", "chica que venía a exhibirse", "falsa" por algunas personas, pero a otras nos enamoró, poco a poco fue abriéndose y nos dejó ver cómo realmente era. Ella, Alexandra (que es como quiere que la llamen en la casa para que la conozcan como tal y no como Daniela), quería exprimir esta experiencia al máximo, e incluso como decía ella en su vídeo de presentación “quiero poner mi cabeza, cuerpo y alma al límite”. Después de 38 días de convivencia, muchos que vemos el 24 horas podemos decir que lo pone.
Daniela aporta al programa de manera diaria momentazos en los que presume de sus bailes en las fiestas, sus frases trascendentales que tanto la ponen en duda, su buen corazón y, como no podía ser de otra manera, de su apasionado carácter y ganas de disfrutar. Mucha gente la califica de rara, yo lo llamo autenticidad. Mientras unos en la casa gritan, se insultan y cuchichean por lo bajo, Daniela te coge un momento a solas, te dice todo lo malo que le parece de ti y en la cara.
Para mí, Daniela desprende Gran Hermano y representa ese espíritu de cordura y de locura a la vez que quiere vivir rodeada de cámaras, sin pensar en el qué dirán y que se vea la parte más Alex que nunca. La locutora demuestra cada día que le gusta actuar por impulsos, sin estrategias y con un único objetivo: exprimir esta experiencia.
Daniela es una mujer directa, sincera, amorosa, educada y transparente. Para mí, es única y maravillosa.