En la madrugada del sábado al domingo, y durante más de tres horas, Daniela y Aída permanecieron en el baño conversando. Una charla que recordó al Episodio III de Star Wars, en el que el canciller Palpatine manipuló a Anakin Skywalker para tratar de llevarlo al lado oscuro.

En la conversación, Aída hizo referencia a las críticas que Elettra y Alyson realizaron sobre las fotografías de Instagram de Daniela, sobre su color de pelo o su forma de comer. Sabe que necesita dividir esas relaciones para vencer, algo legítimo, pero para ello utiliza información que no pudo conocer nunca en su estancia en la casa, ya que cita conversaciones que se produjeron a partir del día siguiente de su expulsión.

Sin embargo ella afirmó escuchar esas críticas estando sentada en el sofá con Alejandro Abad. Quiere acabar de separar a Alyson y Daniela y distanciar a ésta también de Elettra.

Aída no dudó en usar las estrategias de manipulación y sumisión que fueron necesarias. La sedujo simulando interés por las necesidades y deseos de una Daniela que necesitaba apoyo. La alabó y la embaucó para ganar su confianza y aceptación. Le habló de las poderosas razones que justifican sus actos y aclaró que no desea aprovecharse de ella. Le recordó la falsedad del resto de concursantes, afirmando que no había día durante las dos semanas que permaneció en la casa en que algún compañero la criticara.

Aludió a la necesidad de justicia pero omitió que así es ella la que sale beneficiada.

Manejó a la perfección el papel de víctima (“me lo habéis hecho pasar muy mal”), herramienta eficaz para que otros cedan, convirtiéndose en la incomprendida y prejuzgada, la víctima de la maldad. Supo también hacer sentir culpable a Daniela de su propia ingenuidad por haber confiado en quiénes la han traicionado. La culpa provoca sumisión.

Utilizó tácticas de intimidación encubierta con amenazas indirectas, implícitas o sutiles, afirmando que si Daniela no hace nada esto acabará con ella y si no invierte la situación la maldad de las otras vencerá, causando temor en ella.

También empleó el sarcasmo sutil y convenció a su víctima de ser menospreciada por el resto para que se sintiera indefensa y culpó a los demás de su anterior papel en la casa afirmando que “yo ya les conozco”, “no me sorprende nada, panda de personas que van de sabelotodo y critican a alguien a sus espaldas para envalentonarse”, “yo fui sincera hasta el final”, “sé mucho, tengo mucho por descubrir”.

Y finalmente utilizó la mentira y omitió datos o los inventó, deformando aspectos cruciales de la verdad o simplemente olbviándolos, aprovechando la receptividad de la concursante tras dos meses encerrada. Para ello, también cuestionó a Aless Gibaja, uno de los pilares de Daniela en el concurso hasta su marcha, dando a entender el gran rechazo que éste ha sufrido en el exterior y considerándolo “el gran perdedor de la edición”.

Expulsión disciplinaria a Aída

Que Aída utilizara la táctica de manipular a Daniela al detectar un blanco fácil, una posible aliada o una buena oportunidad para dejarla fuera de combate es legítimo y forma parte del juego. Lo ilegítimo y penable es que haya utilizado información obtenida en el exterior con la excusa de que ella estaba en la casa cuando sucedió, cuando no es así.

Quedará por ver qué reacciones provocará en Daniela la información aportada por Aida, y si la organización del concurso considerará que es suficiente para expulsarla disciplinariamente, algo que ya están pidiendo en las redes sociales.