Aquella noche todo el pueblo se volvió loco. Algunos niños de muy corta edad intentaron estrangular a sus propias madres. Otros se creyeron con la facultad de poder volar y se arrojaron por las ventanas. Hay quien puso fin a su vida convencido de que unas extrañas serpientes estaban atravesando las paredes de su dormitorio".
Con estas palabras comenzaba el programaCuarto Milenio (24 de octubre de 2010) al referirse a la misteriosa danza de la muerte que ocurrió en Pont-Saint-Esprit, en Francia, en 1951.
Este pequeño pueblo francés a orillas del Ródano fue testigo de uno de los grandes enigmas de Francia de los últimos años.
No solía aparecer en las noticias; sin embargo, la noche del 16 al 17 de agosto de 1951 nunca será olvidada.
Una extraña locura se apoderó de muchos vecinos de Pont -Saint-Esprit, que corrían y gritaban sin parar, argumentando que eran perseguidos por terroríficas bestias que nunca antes habían visto. Un hombre quiso acabar con su vida porque según él una serpiente estaba devorando sus entrañas; otro saltó por la ventana desde un segundo piso al grito de "¡Soy un avión!"; y otro dijo que vio cómo su corazón salía de su cuerpo y se iba corriendo. Varias mujeres decían que los muebles comenzaron a moverse y les estaba aplastando. Incluso un niño de apenas 11 quiso estrangular a su abuela sin ningún motivo aparente.
Los médicos de la zona, desbordados por la situación, llevaron a multitud de vecinos con camisa de fuerza a distintos psiquiátricos franceses. Los que no pudieron ser trasladados a tiempo, fallecieron a causa de suicidios en cadena. Llegó a afectar a familias de aproximadamente 260 casas, que sufrieron las consecuencias de las terribles visiones psicodélicas.
Tras varios análisis se determinó que los vecinos de Pont-Saint-Esprit ingirieron un pan de centeno con cornezuelo suministrado por la panadería Briand, la más importante del pueblo. El cornezuelo provoca ergotismo ( o "fiebre de San Antonio") y alucinaciones en aquellos que lo consumen. Este "pan maldito" habría sido el causante de que la localidad francesa hubiera caído en un delirio colectivo durante una noche entera.
Sin embargo, la teoría del "pan maldito" no convencieron por completo. Diversos investigadores y periodista como Hank P. Albarelli Jr especularon con la posibilidad de un experimento secreto dirigido por la CIA que consistió en adulterar el pan con LSD. Era plena Guerra Fría y el objetivo pudo ser la prueba de una posible arma química muy sutil.
Steven L. Kaplan en su ensayo Le pain mauditdesechaba la teoría de que Pont-Saint-Esprit fuera sumido en la locura por el cornezuelo del pan, dejando caer que la comisión de sabios que investigó el caso fue muy superficial y quiso archivarlo cuanto antes.
Con el paso del tiempo, el misterioso envenamiento de un pueblo francés entero fue cayendo en el olvido, pero actualmente viven personas que fueron testigos de aquella situación esperpéntica que eluden cualquier pregunta al respecto, como si de mencionar al mismísimo Diablo se tratara.