Algo debe estar mal en el mundo cuando la gente cree que “Aitor Cardoné”, el delantero estrella de Cuervos de Nuevo Toledo, anda por las calles de la Ciudad de México a pie y sin un séquito de guaruras, pero así es. Alosian Vivancos lo vive todos los días, cuando lo paran para felicitarlo por las diabluras que hace en la producción de Netflix o para invitarlo a ir de fiesta.
Por fortuna, el joven nacido en México -de padres españoles- es todo menos un sex symbol o un conquistador; tampoco es gay y mucho menos tiene esos desplantes de divo que le distinguen en la historia que protagoniza al lado de Luis Gerardo Méndez, Mariana Treviño y Stephanie Cayo.
Quizás lo único que tiene en común con el “crack” de los Cuervos es su afición al Fútbol.
“Desde que era pequeño había soñado hacer una peli de futbol, ¡y fíjate!, mi primer proyecto grande fue Club de Cuervos. Y sí, es real, soñaba con jugar en grandes ligas, jugarcon los mejores y meter goles y al final me toca el personaje como el mejor del mundo en la serie”, dice.
La historia de este chico de 24 años que acaba de descubrir su vocación de actor es curiosa. Llegó a México hace un año, después de haber vivido en Canadá, Holanda y España. Cuenta que nació en Loreto, Baja California Sur, en donde su padre –quien falleció cuando tenía seis años- había llevado a la familia sólo para salir del país un año después de su nacimiento.
Acabó regresando a México con una carrera de modelo y la suerte quiso que, entre decenas de aspirantes, lo eligieran a él para el papel de la superestrella extranjera que forma parte de los Cuervos de Nuevo Toledo.
Y sí, puede que fuera la suerte lo que le ayudó a quedarse con el papel, pero se emociona al recordar que un día, en medio de la grabación, Gary Alazraky (el director de la serie) lo llevó aparte y le dijo que había muchos actores que podían hacer el papel, pero ninguno con la naturalidad que él le imprime.
“Casi al final del rodaje con Cuervos vino Gary Alzraky, me apartó de todos y me dijo: ‘mira, tengo muchos actores, hay muchos que dan el papel, tienen el personaje, pero no tiene la naturalidad que tú le das’. Luego, alguien de la producción escuchó lo que me decía y dijo: ‘Alosian, si te dijo eso Gary, créetelo porque sí, no se lo dice a cualquiera’”.
Y es que este joven tiene poca experiencia como actor, pero ha recorrido mundo como modelo. “No me sentía muy orgulloso de ser modelo”, confiesa un poco apenado, aunque esa profesión le ha permitido viajar por el mundo y hasta posar para la lente de Mario Testino, el fotógrafo de celebridades como Lady Diana, Kate Middleton, Brad Pitt, Beyoncé, por ejemplo.
Pero si Alosian Vivancos carece de experiencia en la actuación, sí que ha nacido en una cuna de artistas. Su padre fue músico, bailarín, dominaba el karate, “estudiaba todo eso de los chacras” y hasta le inventó el nombre, Alosian. Montó una escuela con sus propios hijos y siete de ellos –tuvo 39 en total con distintas mujeres- “Los Vivancos”, son figuras del extreme fusión flamenco y del show.
A su madre y a sus hermanos les tocó la tarea de formarlo y a ellos les agradece sus consejos y “empujoncitos” (gracias a sus hermanos llegó al modelaje) y, sobre todo, la libertad para elegir su camino.
“Mi madre siempre me dice: ‘con lo que hagas, si tú eres feliz, yo soy feliz. Mi mamá nunca me ha obligado a nada”, comparte un poco nervioso.