La Dama de Oro es la nueva superproducción del director Simon Curtis, quién ya sorprendió con su ópera prima Mi Semana con Marilyn, y la cual le ha ratificado en su condición de un cineasta de altura y al que a partir de este estreno habremos de tener en cuenta.

La película cuenta la historia de María Altmann, una mujer judía que se vio obligada a huir de Viena debido al asedio Nazi en la II Guerra Mundial. Después de sesenta años, decide emprender un viaje para recuperar el patrimonio que los nazis le robaron a su familia, entre los que se encontraba el retrato en óleo y oro de Adele Block-Bauer I, con la firma del gran pintor Gustav Klimt.

Para ayudarle en este camino, le acompaña un joven abogado Randy Schoemberg que lucha junto a ella y llega hasta las más altas esferas. No obstante, el camino es largo y complicado y debe enfrentare a todos los secretos y verdades que entraña su pasado. También, cuenta un poco del artista Adele Block-Bauer desde un punto de vista meramente cultural, sin mucho misterio más allá del cuadro que da nombre a la película. Además, hace de la pintura su excusa perfecta para hablar de nostalgia, orígenes, justicia y tolerancia de la sociedad contemporánea.

El director ha querido ser fiel a la historia, tanto que la trama casi se queda sin profundidad. No obstante, el toque magistral lo da la actriz Helen Mirren, capaz de pasar en un sólo parpadeo de dama estirada a una mujer fuerte y luchadora, y de repente, muestra una extraordinaria elegancia propia de la alta nobleza inglesa.

Aunque, no todo el mérito es de Helen, sino que Simon Curtis, se ha aferrado con éxito a los momentos conmovedores que en forma de flashbacks, viajan al pasado estremecedor de su familia, y finalmente al triunfo final, en el que María Altmann queda como una heroína frente a la fría máquina del Estado austriaco, ahora propietaria del cuadro de La Dama de Oro.

Aunque también, los momentos de investigación del abogado interpretado por Ryan Reynolds, rescatan al filme de la escasez de profundidad. Y su relación con la señora Altmann es convincente, aunque no consigue transmitir la química que otras parejas similares han conseguido lograr.