La Revolución Cubana llegó al poder en enero de 1959 y su primera Constitución Política fue aprobada en 1976. Posteriormente fue reformada en 1978 y después reformada una vez más en 1992. Por último fue modificada en el 2002, donde se dejó establecido expresamente que el socialismo y el sistema político y social revolucionario es irrevocable, es decir, que nadie tiene derecho a cambiar el sistema político socialista.

En el año 2018 el gobierno cubano convocó a una consulta popular sobre un proyecto de nueva Constitución, la cual se realizó entre el 13 de agosto y el 15 de noviembre.

Tras la consulta realizada al pueblo cubano en diversos espacios sociales y laborales, el proyecto de texto constitucional cambió en un 60 % su redacción original.

En votación unánime es aprobada la Carta Magna

La Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento cubano) cuenta con 605 escaños, de ellos hay 602 ocupados (3 están vacantes). Durante la votación del proyecto de nueva Constitución el 22 de diciembre del 2018 estuvieron ausentes 19 diputados, ejerciendo su derecho al voto un total de 583 diputados, todos ellos votaron a favor de la Constitución (en votación nominal), siendo aprobada la nueva Carta Magna por unanimidad.

La nueva Constitución de la República de Cuba, aprobada por el Parlamento cubano será sometida a referendo popular el 24 de febrero del 2019 para su ratificación por los ciudadanos cubanos con derecho al voto.

Solo entonces la Carta Magna tendrá pleno vigor legal.

En la nueva Constitución cubana se mantiene el reconocimiento de la inversión extranjera como un elemento importante para el desarrollo económico del país; la cual se promueve por el Estado y se brindan garantías jurídicas para su implementación efectiva.

La propiedad privada en Cuba será una realidad

El sistema económico que se refleja en la nueva Constitución cubana mantiene como principio esencial la propiedad socialista sobre los medios fundamentales de producción (forma de propiedad principal) y la dirección planificada de la economía. A esto se añade como aspecto novedoso, y sin precedentes en la historia de la Revolución Cubana, el reconocimiento del papel del mercado y de las nuevas formas de propiedad no estatal, incluida la propiedad privada, hasta ahora inexistente en la isla caribeña.

El reconocimiento constitucional a la propiedad privada es uno de los aspectos más esperados por los emprendedores cubanos que tendrán la posibilidad legal de constituir las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyME).