Hoy me llegó al wWhatsapp el siguiente mensaje:"Si Ana Frank pudo sobrevivir dos años encerrada en la casa de atrás, sin poder salir de casa, con el terror de los nazis. Creo que nosotros podremos aguantar unas semanas en las que tenemos Internet, luz, agua caliente y sabemos que no van a venir a matarnos en cualquier momento".

Este mensaje me llevó a pensar en esta chica, de la que leí su libro a modo de diario hace unos años y que aún conservo. El legado de Ana Frank en forma de diario, refleja esperanza en el ser humano y una gran capacidad para contar su vida confinada con otras siete personas.

Es fascinante, grandiosa y de una mente brillantísima, el haber escrito con apenas 14 años unos textos tan sinceros, con unas ideas tan claras y con unas intenciones tan concretas, aún a sabiendas del riesgo que corría al guardar aquellos textos.

Ana Frank, de origen judío (aunque nunca fue devota, a pesar de que su madre intentó inculcarle la doctrina), tuvo que confinarse junto a sus padres, su hermana mayor, otra familia conocida y una octava persona, con la que tuvo que compartir una pequeña habitación, en la parte trasera de unos apartamentos.

Justo detrás de un mueble giratorio, fabricado ex profeso con el fin de ocultar el escondite. Más de dos años permanecieron encerrados, entre enfados, silencios incómodos, juegos de mesa ahogados, radios clandestinas, comida rancia y débiles esperanzas.

Ana confesó en sus escritos, que escribir era una forma de evadirse, de expresar lo que sentía y, que sin esta actividad, se ahogaría del todo.

"Cuando escribo, puedo deshacerme de todos mis problemas", Ana Frank

Su temprana vocación convirtió sus páginas en un testimonio único de sus vivencias en esos días de reclusión y temor.

En su diario primero y, cuando lo completó, en otros cuadernos y hojas sueltas, relataba sus problemas de convivencia. Las discusiones y roces que afloraban con las otras personas, la incomodidad de tener un compañero de cuarto adulto con el que debía compartir un pequeño escritorio para escribir, sus sentimientos hacía Peter, el hijo de los Van Pels, con quién compartían refugio.

Además, relata cómo aprovechaba ciertos ratos en los que carecían de luz eléctrica para espiar a los vecinos que convivían libremente a través de un catalejo. Cómo la comida cada vez era de peor calidad y como le abominaba tener que tragarla.

Los momentos de risas por cumpleaños, el juego de mesa al que jugaban alguna vez, sus preciosos zapatos rojos que una de sus protectoras le consiguió por un precio desorbitado. La vocación era obvia, quería ser escritora o periodista, así constaba en sus páginas. Y, sobre todo, quería publicar todo aquello que estaba redactando cuando acabase todo.

Ana Frank, incluso en esas circunstancias tan extremas, creía en el ser humano

A los dos años y medio, el escondite de la casa de atrás fue desmantelado por los nazis, el resto de la historia es demasiado triste.

Ella falleció con 16 años de tifus en un campo de trabajo, su hermana también murió, a diferencia de unos pocos días, por la misma causa. Su madre tampoco sobrevivió para contarlo.

Otto, su padre, fue el único superviviente, a quién las personas que conservaron y protegieron los escritos de Ana les entregaron al término de la segunda guerra mundial. No podía imaginar que su hija hubiese redactado aquellos textos tan profundos. Otto, animado por sus amigos, en 1947, publicó el libro aquí titulado "El diario de Ana Frank".

Su leyenda continúa, su casa museo se inauguró en 1960 y hoy en día siguen conociéndose sus ideas, sus reflexiones y sus vivencias. Estos días son perfectos para conocerla un poco mejor, para aprender que, incluso en los momentos más aciagos hay un rayo de esperanza, de conocimiento, de verdad.

Yo voy a seguir sus escritos y sus hondas ideas, pues es admirable la forma en que una adolescente pudo ser más inteligente en sus pensamientos y exposiciones que cualquier dictador, político o miembro de cualquier fuerza del orden. Era una niña brillante a la que tocó vivir un tiempo muy convulso y ser una víctima fortuita e irracionalmente injustificada de un orden igualmente irracional y demente. Una niña que, a pesar de todo y gracias a su padre, cumplió su sueño. Ella quiso trascender a su muerte y ser recordada para siempre y así se está haciendo.