La historia de la Música cuenta con las historias más disparatadas jamás escuchadas. Pero la historia legal de la música ya rompe barreras, no solo las del sonido. Además de las continuas batallas legales por los derechos de autor, también hay, como es lógico, historias para no dormir referentes a los ya conocidos en el mundo por plagios y no precisamente creativos.

Katy Perry y el rapero cristiano

Katy Perry debe estar alucinando tras perder la demanda que un rapero cristiano llamado Flame interpuso contra ella por, según él, plagiar la base instrumental y el puente de su canción Joyful Noise, que no la conocía nadie por esa fecha y que, a fecha de hoy, si es conocida, es por ser una escala menor descendente, distribuida en dos compases en 4/4, según palabras de Jaime Altozano, experto musical.

El jurado

El jurado popular, que, al parecer, y casi seguro, no está formado por expertos en música, ha decidido que el rapero cristiano Flame consiga lo que estaba buscando: que una escala menor descendente pase a ser propiedad suya. La historia de la música no puede estar más alocada. Pero si la condena asciende a casi tres millones de dólares de los que la discográfica pagará más de dos millones y Katy Perry medio millón.

La escala menor usada en Dark Horse de Katy Perry y a su vez, en muchas otras canciones, es una escala menor derivada y descendente que usan un ritmo básico. Las dos canciones, tanto la del rapero cristiano Flame como la de Katy utilizan ritmos staccato con un sintetizador de tono alto que se usa frecuentemente en muchos beats de la música trap.

Es básico

Es un loop tan básico en música que, según Musicology, no debería ser motivo de infracción del copyright. No es posible plagiar algo que en música es un elemento básico de composición musical; ni escalas menores, ni arpegios, nada.

Decisión final del jurado

El jurado probablemente se dejó llevar por el hecho de que las dos canciones comenzaban con un chico gritando “ya sabéis todos lo que es”.

Sí, como en el anuncio famoso del Kinder Bueno. Si presentas al jurado algo así, sin ser entendidos en música, es normal que el jurado popular confunda la velocidad con el tocino. Sobre todo, en casos mediáticos de los que es imposible irse sin salir escaldado.

Katy Perry ha tenido la mala suerte de pagar por una escala menor mientras hay compositores que se ganan la vida deambulando por las calles buscando una oportunidad de futuro.

Como en todas las profesiones, siempre te encuentras con hojarasca en el jardín, y con los mismos capullos en flor.

Conclusión

Si la producción musical de un artista se basa en la colecta sistemática de capital, puede que no sea artista, ni esté tan iluminado como para denominarse cristiano. No, esta vez la acusación de iluminada no la recibe Katy Perry. Aunque esa otra historia es para no dormir.