Noto que no estoy bien, que no estoy fino cuando tengo que rebuscar en mi timeline de Twitter, tuits viejos para hacerme gracia. Lo peor es que me sigo haciendo gracia. Primero hago cuatro o cinco scrolls rápidos abajo y luego intento buscar algún tuit ingenioso, que se quedó en el limbo, para poder aprovechar y desarrollar sobre el. De hecho, este artículo proviene de uno de ellos.

Un tuit viejo rezaba así: “Es importante decir Vinya al festival de música Vinya Rock. Es importante decirle a Novack Djockovic, Nole, como si lo conocieras de toda la vida; o decir que juegas al soccer, en lugar de jugar al Fútbol, cuando estás en/ o hablas con América.”

El hincha del River recomienda visitar el Monumental

Son pequeños placeres que te das durante el día y oye eso no te lo quita nadie.

Quedarás como un majadero, pero un majadero culto, amigo de Nole, fanático de los festivales, y puedes vender la moto diciendo que juegas de enganche y llevas el 10 a la espalda. Si no se dan cuenta, ya no es culpa tuya.

Recuerdo que de pequeño, cuando todavía existía Messenger pasé un par o tres de tardes. Él me agregó y empezó a hablarme, me contó que era hincha de River y que tengo que visitar, por lo menos una vez en la vida, el Monumental. Yo también le animé a visitar el Camp Nou.

También hablamos de lo mucho que nos gustaba jugar a fútbol, empecé yo diciendo que solía jugar de defensa central y que era muy elegante saliendo con el balón. También le comenté que podía jugar de medio-centro ya que iba muy bien de cabeza y me defendía bastante bien con los pies.

Messi es un mago del fútbol

Llegó su turno, como no, jugaba de enganche, vestía el 10 a la espalda y era zurdito, aunque no era Messi. Recuerdo que me fascinó compartir interés y pasión con una persona tan lejana físicamente; recuerdo que llegamos a la conclusión que nos teníamos que juntar algún día para jugar a fútbol, que seguro que haríamos una buena dupla; y por último, recuerdo también, que ese chico, argentino, me ayudó a pasar un par de aburridas tardes de verano, después de la etapa del Tour.

Ahora que lo vuelvo a pensar, me hubiese gustado exagerar un poco mi currículum futbolístico, algo que por supuesto no hizo él. Me gustaría haberle dicho un nombre inventado para que me buscase por Internet y, a partir de allí, crear una historia mucho más creíble que la de ser un enganche, zurdo y con el diez en la espalda porqué, aunque parezca difícil yo tampoco soy Messi; éste si que es un mago. Desde ese verano soy más de Boca.