La plataforma online Netflix estrenó hace ya un tiempo la segunda temporada de su popular serie Narcos. Esta ficción narra la historia de uno de los mayores criminales de la historia, Pablo Emilio Escobar Gaviria.

Responsable de más de 10.000 asesinatos (550 de ellos policías), líder del 80% del mercado mundial de cocaína y séptimo hombre más rico del mundo de 1987 a 1993; ese era el líder del Cartel de Medellín, ahora convertido en foco mediático gracias a la producción de varias ficciones que cuentan su leyenda.

Históricamente hablando esta es una buena forma de informarse sobre los sucesos acaecidos en Colombia hace 40 años.

El problema está en que la realidad tras la ficción es mucho más dura de lo que nos muestran las Series. No debemos olvidar que Pablo Escobar fue una espina clavada (y aún lo es) en la justicia Colombiana. Hasta 1993, que el Narcotraficante fue abatido a tiros por las autoridades en Medellín, los actos atroces de este monstruo cambiaron la propia historia del país. No hablamos solo del negocio de la cocina o trifulcas entre bandas. Escobar invento el “narcoterrorismo”, se enfrentó directamente al gobierno de Colombia cuando este intento atraparle. Su forma de combatir al poder fue colocar coches bomba, asesinar a candidatos políticos, secuestrar a personas influyentes o incluso volar por los aires un avión, matando así a 107 pasajeros.

Esta interminable lista de horrores parece nunca acabar, por eso sería bueno intentar ver los hechos desde los ojos de las personas que sufrieron el azote del Cartel de Medellín.

El problema viene cuando series, películas, novelas o cualquier medio de producción frivolizan y subliman la figura de este tipo de personajes. No hemos de olvidar que, aunque sea el protagonista de una ficción y desprenda carisma a raudales, Pablo Escobar, fue un asesino, secuestrador, narcotraficante y terrorista.

Está claro que estas historias venden más cuando enaltecen a un criminal como este, pero sus creadores deberían tener más cuidado a la hora de presentar a un villano con la máscara de un falso héroe, ya que eso es una realidad sesgada.

La ficción supera a la realidad en algunas ocasiones, por ese motivo las historias de las producciones basadas en la realidad no siempre son de esa manera.

En la historia pocas veces hay buenos y malos, pero en el caso de Escobar es complicado no otorgarle el título de villano. Encarguémonos con nuestro propio criterio de dilucidar qué es lo que nos cuentan las ficciones sobre las vivencias de sus protagonistas.