Casos de corrupción política, ciudadanos azotados o muertos por la mala praxis y gestión del Estado, inundan las portadas de varios medios de comunicación y cada vez que encendemos el televisor o escuchamos la radio, nos hemos acostumbrado a ello. Como también son habituales las apariciones públicas del dirigente del partido Unidos Podemos, Pablo Iglesias, que se nos muestra alzando la voz, de manera clara y contundente, contra aquellos que permiten que la crisis la siga abonando el conjunto de la sociedad, sobre todo la clase media-baja, provocando más desigualdad e injusticia social.
¿Pero qué ocurre cuando nuevas voces del mundo político, como la que acabo de mencionar, se pronuncian como se pronuncian y son tachados de antisistema por sus ''rivales'' políticos? ¿En qué se basan? ¿Juegan los medios de comunicación un papel fundamental en el auge del sentido peyorativo de esta terminología política?
La disconformidad del antisistema
Toda persona que se declare o manifieste su descontento, decepción y rabia contra el orden social, político y económico establecido y que a través de ese sentimiento pretenda establecer las herramientas del cambio deseado, será referida generalmente como un ciudadano contra-poder, como alguién que quiere derrocar el sistema democrático.
Si nos paramos a analizar detenidamente dicho término, el antisisistema, por lo general, pretende que con la puesta en práctica de esa filosofía, el mundo y el conjunto de la ciudadanía pueda vivir mejor y de una manera un poco más justa de la que estamos acostumbrados.
Se busca un reparto un poco más equitativo de los bienes, prevaleciendo el interés de la sociedad y no sólo el de unos pocos. ¿Entonces por qué nos quieren meter el miedo en el cuerpo, diciendo que los antisistema ponen en peligroso la democracia? ¿No será que la democracia sólo la representan las empresas y sus amigos políticos?
La filosofía de los medios
¿Y entonces por qué los medios de comunicación contribuyen a una visión negativa sobre esta ideología? El poder de influencia y convicción que tienen no nos deja indiferentes, además ellos también forman parte del sistema, pueden representar la canalización de varias ideas o filosofías pero, sobre todo, están atados al poder económico de las empresas más poderosas, que a su vez, también siempre tienen algo que decir y son las que dirigen el mundo. No son inmunes al poder político y a sus dirigentes. ¿Se puede ser antisistema hoy en día?