Hablábamos en un artículo anterior sobre el auge que los grupos españoles tuvieron en la década de los años ochenta. La apuesta de las discográficas que confiaban en las bandas sin esperar que fueran top-ventas al momento y la promoción que las radios y las televisiones hacían de estos grupos favorecieron la aparición de formaciones de diversos estilos.

En una entrevista realizada al grupo La Frontera para su disco recopilatorio, 20 años y un día, su cantante Javier Andreu declaraba que su discográfica apostaron por ellos a pesar de que sus primeros discos no tuvieron el éxito de ventas esperado, cosa que hoy en día era imposible que sucediera y que no durarían ni un día en la compañía que buscaría un éxito inmediato.

Lo cierto, es que gracias a la coyuntura del momento se produjeron grandes álbumes en la escena musical española. Aquí mencionamos algunos de ellos que tuvieron su importancia en su momento y que siempre es buena ocasión para escucharlos.

Radio Futura: La Ley del Desierto/La Ley Del Mar

Uno de los grupos por antonomasia del Pop-Rock español, para muchos el mejor grupo de esa época aunando calidad y popularidad a partes iguales. A principios de los 80 de la mano de Herminio Molero surgió este proyecto al que incorporaron los hermanos Auserón y Enrique Sierra.

Tras su primer álbum, Música Moderna, discrepancias por la línea musical provocó la salida de Molero y tras unos cambios en la formación y mucho rodaje musical llegó este disco con el que romperían con su pasado.

Un disco emblemático, el favorito de la banda para muchos, donde las influencias del pop inglés (talking heads) se mezclaron por los primeros intentos de Santiago Auserón por introducir la música latina y africana. Canciones como Escuela de Calor o Semilla Negra lo atestiguan.

El Último de la Fila: Nuevas Mezclas

Tras el periplo de Los Burros, Manolo García y Quimi Portet forman El Último de la Fila.

Sacaron dos discos prometedores a los que, sin embargo, decidieron a la hora de grabar un tercero grabar de nuevo las mejores canciones de esos álbumes, debido a que las condiciones en que las grabaron en su día no fueron las mejores, el grupo estaba en una discográfica muy modesta no habían invertido lo suficiente.

Así que se fueron a Londres y regrabaron canciones como Querida Milagros, Insurrección o Aviones Plateados mejorándolas y así elaborando una colección de canciones por las cuales han pasado a la historia de la música española.

Loquillo y Los Trogloditas: El Ritmo del Garaje

Los ojos de la discográfica estaban puestos en José María Sanz, un joven de casi dos metros, que era la imagen del rock por si mismo. No cantaba bien, pero tenía lo que había que tener en un escenario para que los ojos del público se fijaran en él. La primera apuesta por él se saldó con una colección de canciones destacables, pero el servicio militar de Loquillo, como ya se le llamaba truncó el proyecto de Los Intocables.

A su vuelta, Loquillo retoma el proyecto bautizando a la nueva banda como Los Trogloditas que de la pluma de Sabino Méndez salieron las canciones que conformarían El Ritmo del Garaje. Un retrato de la época, de la Barcelona de entonces y de una generación por sobrevivir a los siempre tiempos difíciles. Declaraciones de intenciones como El Ritmo del Garaje, Quiero un camión o la ya clásica Cadillac Solitario llevan a este disco a la gloria.