Se hace extraño encontrarse a una misma en un concierto de indie rock un lunes cualquiera a las diez de la noche, pero es más complicado explicar por qué dos de los grupos emergentes con más proyección dentro del género, eligieron cerrar su tour un día tan inusual, y en uno de los pocos países europeos en los que todavía les queda mucho trabajo por hacer.

El caso es que la jugada pareció no salir mal: una asistencia decente, un alto porcentaje de fans entregados que corearon cada tema, y muy buena energía.

Coasts, la elegancia británica

Los de Bristol se unieron en 2011 y tres años les fueron suficientes para dar con una tecla titulada A Rush Of Blood, un primer gran éxito que les abrió las puertas de festivales como Coachella, Reading o Lollapalooza.

Desde sus comienzos apostaron por un rock enérgico y contundente, pero que trata de darle un giro a lo clásico cediendo un importante protagonismo a los sonidos electrónicos, tal y como vienen haciendo The 1975 o LANY de un tiempo a esta parte. El resultado es una Música upbeat e incluso veraniega, que el vocalista Chris Caines acaba rematando con una voz profunda que suena prácticamente impecable en directo.

Precisamente fue Caines el que se llevó todas las miradas en el escenario de la mítica Caracol. Un frontman que no paró de bailar y agitarse durante los tres cuartos de hora que duró la primera actuación de la banda en Madrid, y que sin embargo, en ningún momento dejó de parecer increíblemente elegante.

Coasts llegaron y triunfaron. Tocaron canciones de su primer álbum como Oceans o la ya mencionada A Rush Of Blood, que resultaron ser las más celebradas, pero también la minimalista Come On Over, o su último single You Could Have Been The One.

Lo están haciendo todo bien: han consagrado un sonido reconocible, cuentan con un gran directo, y sus temas son de los que fácilmente enganchan.

Son cinco tipos cautivadores y cercanos. Completan aforo en salas a lo largo y ancho de Europa y Estados Unidos, por eso es de extrañar que en España, donde tanto se suele agradecer el estilo festivalero que ellos traen, todavía sean tan desconocidos.

The Hunna vencen en su segunda visita a España

Después del fiasco que debieron llevarse los de Hertfordhire el pasado año cuando a su concierto en la sala Penélope asistieron alrededor de quince personas, lo menos previsible era tenerlos de vuelta tan pronto.

Si nos parecía raro el poco seguimiento que tienen sus colegas Coasts en España, lo de The Hunna es inexplicable porque, aunque todavía se les cataloga como "banda emergente", lo cierto es que los liderados por Ryan Potter llevan cosechando alegrías desde prácticamente su formación en 2015.

Su primer álbum, llamado 100, cayó como una bomba sobre las listas de música alternativa en Reino Unido, y eso no tardó en traducirse en un éxito notable en países como Australia, Estados Unidos, o Francia. Aunque son ingleses y su música recuerda inevitablemente a la de sus compatriotas Foals y The Sherlocks, The Hunna hacen un rock macarra y épico difícilmente identificable con el sonido que nos suele llegar desde tierras británicas.

Anoche abrieron su bolo con You & Me y Still Got Blood, dos himnos guitarreros que sirven como perfecta declaración de intenciones. Y aunque Potter (voz y guitarra), pareció comenzar la noche a medio gas, un público devoto y la enorme aportación del batería Jack Metcalfe, devolvieron a la sala el calor que Coasts habían llevado, pero esta vez a base de un rock mucho más descarnado y sucio.

Presentaron Flickin' Your Hair, un adelanto del que será su segundo disco. Tampoco faltaron los ya clásicos She's Casual y Bonfire, sus primeros temas y en los que más se luce la voz de Ryan, quizá una de las más potentes e inusuales de la escena indie.

Se notaba que The Hunna había vuelto con ganas de dejar claro que aquello de 2017 fue sólo algo puntual, y a pesar de un agotamiento que se hacía evidente después de meses de gira, se dejaron la vida casi literalmente (hubo más de una caída sobre el escenario), durante su show.

Y lo consiguieron. Aunque están a varias visitas más de saber si su oferta cuaja o no entre el público español, ayer lograron crear una atmósfera más propia de garito de Londres un sábado noche.