Sobre Los aires difíciles de Almudena Grandes

Ahora que se vuelve a hablar de la autora por su último episodio sobre la guerra civil, la magnífica novela titulada Las tres bodas de Manolita. Quiero recordar otra novela, que es una de mis preferidas de las escritas por esta autora, Los aires difíciles. Fue publicada por la editorial Tusquest en 2002. Tuvo un gran éxito, al margen de por el tema y los personajes porque tiene algunas páginas memorables y, además, ha sido llevada al cine.

Ahora que está tan de moda la novela negra, una relectura nos obliga plantearnos si está escrita con unos postulados opuestos a este tipo de novela.

A Juan Olmedo y a Sara Gómez, nos los presenta la editorial como dos extraños que se instalan en una urbanización de la costa gaditana dispuestos a reiniciar sus vidas. Vayamos por partes.

Poco a poco vamos conociendo el pasado de los dos. Sara, que es unos años mayor que Juan, vivió una infancia y una adolescencia a caballo entre la casa de su madrina en el barrio de Salamanca, donde llevaba una vida sin privaciones, y la casa de sus padres, escasa de recursos y en la que, cuando va de visita, se siente alejada de sus hermanos y ajena a todo aquello. Cuando llega a una determinada edad regresa a casa de sus padres, porque este era el trato que habían hecho y ella no entiende nada, se siente despreciada y abandonada y cree que el mundo está en su contra.

Al cabo de unos diez o doce años vuelve a ser reclamada por su madrina para que le haga compañía, porque esta se ha quedado viuda y con sus familiares no se entiende. Sara cede y aprovecha estos años para enriquecerse a costa de los negocios que puede hacer con el dinero de la madrina y, por supuesto, a sus espaldas. Es en el momento en que muere, que ya ha reunido el dinero suficiente, cuando decide retirarse a la costa gaditana.

No sé por qué recuerda a algunos directivos de algunas de esas cajas que cuando han sido intervenidas en la más absoluta de las ruinas se han retirado a disfrutar de su dinero.

Juan Olmedo es un personaje marcado por otras cosas. Se trata de un estudiante brillante, en una familia de un barrio madrileño. Tiene un amor juvenil que le marca para el resto de su vida.

Muy pronto su enamorada lo deja por su hermano Damián, un brillante hombre de los negocios. Al cabo de unos años, cuando ya su hermano está casado con ella, vuelve a ser correspondido de nuevo y se inicia una relación clandestina a espaldas del marido. Esta tiene una hija que le asegura a Juan que es suya. Poco después muere en un accidente de tráfico. A partir de aquí la relación con Damián se hace más difícil. Juan acude con frecuencia a su casa para ocuparse de la hija y de un hermano retrasado que tienen que se llama Alfonso. Una noche de estas Damián llega muy borracho a casa y discute con Juan y cae por la escalera, no queda muy claro cómo está, pero Juan le retuerce el cuello para rematarlo.

Poco después pide el traslado como médico a la costa gaditana y se retira allí con su disminuido hermano y con su sobrina Tamara.

Una vez instalados en la urbanización aparece Maribel que se dedica a limpiar las dos casas. Es una chica joven, que tiene un hijo de unos diez años, los mismos que Tamara, y que está separada de su marido. Muy pronto Juan y ella inician una relación amorosa. A los pocos meses Maribel recibe una herencia y Sara le aconseja que invierta el dinero y no piense en gastarlo en cosas poco rentables. El marido de Maribel le pide este dinero para poner un bar y como no se lo quiere dar le da una puñalada y termina en el hospital muy grave. Por supuesto es denunciado y acaba en la cárcel.

Mientras tanto, un par de veces, acude en sus ratos libres a la urbanización un policía de Madrid, Nicanor, que era muy amigo de Damián y que está convencido de que le ocurrió algo extraño. Aprovecha los momentos que está ausente el médico para interrogar a Alfonso y este llora y se protege y no dice nada. Durante un intento de interrogatorio, es sorprendido por Sara y echado de la casa. Este personaje, que en las películas de policías, nos parecería ejemplar, nos cae antipático y los lectores pensamos que no tiene derecho de hacer aquello. Actos que sí admiraríamos en una novela del género citado.

Bien, recapitulemos. Tenemos tres delincuentes: Sara, ladrona de guante blanco, se ha enriquecido aprovechando el dinero y las relaciones de su madrina y a sus espaldas y se va a vivir tranquilamente al lado del mar.

Juan engaña a su hermano acostándose con su mujer, esto aunque no está perseguido legalmente debemos reconocer que no está bien salvo en las historias americanas de Woody Allen. Pero además lo mata o lo remata, como queramos, en cualquiera de los dos casos es un delito muy grave, pero también se marcha a buscar otros aires a orillas del mar sin que nadie le ponga ninguna traba. El marido de Maribel termina detenido, y pendiente de juicio, aunque su delito, el apuñalamiento, con ser muy grave, está muy lejos de la gravedad del cometido por Juan. Y por último, Amador, el policía que en cualquier otra historia y con otro enfoque nos hubiese resultado encomiable y atractivo, aquí nos resulta un ser despreciable desprovisto de cualquier simpatía. Como vemos todos son antihéroes, pero unos son castigados y despreciados por el lector y otros ni son castigados ni resultan despreciables.