La joven paquistaní Malala Yousafzai, con tan solo 17 años, se ha convertido no solo en la ganadora del Premio Nobel de la Paz más joven sino también en un verdadero símbolo del derecho a la educación de las mujeres. Empezó a escribir como bloguera para la BBC bajo el pseudónimo de Gul Makai, donde no sus ideas, pero sí su verdadera identidad, quedó cubierta. Se convirtió pronto en una activista cuyas intervenciones en dicho blog trataban de denunciar el terror que generó el régimen de Tehrik-i-Taliban, que entre muchas otras atrocidades como el asalto militarizado del río Swat, de donde proviene la joven Malala, destruyó escuelas y prohibió la educación femenina entre los años 2003 y 2009.
Tres años más tarde, en 2012, la joven paquistaní fue atacada en el autobús escolar en el que viajaba por dos hombres, talibanes, los cuales la dispararon con un fusil, alcanzando con ello la zona del cráneo y del cuello.
Fue a partir de aquel terrible suceso cuando Malala Yousafzai decidió viajar a Reino Unido y ser acogida por otro país, donde además retomó sus estudios de secundaria. Uno de los tantos destacados reconocimientos que obtuvo tuvo lugar en 2011, al recibir el Premio Nacional de la Paz en Pakistán. En 2013, la Eurocámara le concedió el Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia, galardón otorgado desde 1988 a personas y organizaciones que destacan por su labor de lucha contra la opresión y la injusticia.
En este mismo año, se le fue entregado el Premio Simone de Beauvoir en Francia así como el Premio Internacional Cataluña. Más adelante ha sido reconocida con muchos otros premios de admiración a su labor y coraje. Fue en octubre de este mismo año cuando salió a la venta la autobiografía de la joven, titulada Yo soy Malala, escrita con la periodista británica Cristina Lamp.
En ella relata su vida antes y después del terrible suceso que tuvo lugar en 2012.
Recientemente, la Academia Sueca ha galardonado a la joven paquistaní con el Premio Nobel de la Paz, junto con otro destacado defensor de los derechos infantiles Kailash Satyarthi, presidente de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, cuya trayectoria como activista es más que notoria.
En 2013, la activista, estudiante y bloguera paquistaní ya fue nominada a estos importantes reconociemientos, convirtiéndose así en la nominación más joven de la historia de estos, con 16 años de edad. Sin embargo ha sido este año el elegido. Este premio marca un antes y un después en la lucha de Malala Yousafzai, pero sobre todo en la lucha por el derecho a la educación universal de todos los niños y jóvenes, tan obvio en algunos sitios y tan violado en tantos otros.