Según el informe anual del Instituto Casla, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, encabeza el sistema de espionaje, vigilancia y persecución a través de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM). En la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), la directora ejecutiva del Instituto Casla, Tamara Sujú, ha desgranado el Manual de operaciones especiales de la oficina de contrainteligencia del sector militar.

Sabía todo lo que hacía la DGCIM

Tamara Sujú afirmó que Nicolás Maduro sabía todo lo que hacía la DGCIM, según lo establecido en el Manual de operaciones especiales del organismo.

La abogada explica que el documento de la oficina de contrainteligencia señala que será sometida para la aprobación del mandatario nacional cualquier medida de contrainteligencia militar sobre altos cargos militares, opositores, diplomáticos, funcionarios del Gobierno, la dirección del PSUV, alcaldes, diputados, gobernadores y sus respectivos familiares.

La abogada señala directamente a Maduro

La representante del Instituto Casla sostuvo que el presidente venezolano había dado personalmente las órdenes para perseguir y arrestar a varios altos cargos militares, líderes de partidos políticos de la oposición y parlamentarios de la Asamblea Nacional.

Además en el Manual de operaciones especiales de la DGCIM advierten que cualquier “acción ciudadana” en contra de la revolución será calificada como “traidora” y “subversiva”.

Hector Schamis, asesor del secretario general de la OEA, ha asegurado que el nuevo documento del Instituto Casla ayudó a fortalecer el informe de la secretaria general de la OEA presentado durante el año 2018. Un argumento que se atribuye como base para la denuncia ante la Corte Penal Internacional. Tamara Sujú afirmó que nada había cambiado en Venezuela en el tema de la comisión de “crímenes de lesa humanidad”.

Además Tamara Sujú aseguró que la persecución a los medios de comunicación había usado el cierre de 79 emisoras de radio el año pasado.

La abogada sostuvo que el sistema de espionaje venezolano era similar al de la Stasi alemana y la KGB en la Unión Soviética. La representante del Instituto Casla declaró que todas las instituciones públicas tenían infiltrados encargados de señalar a los posibles “contrarrevolucionarios”.

Los sospechosos que vigilan la DGCIM de acuerdo al informe

En medio de su discurso Tamara Sujú reiteró que los principales sospechosos de “contrarrevolucionarios” eran los trabajadores del sector petrolero, minero y siderúrgico. La abogada ha remarcado que los servicios de contrainteligencia militar podrían arrestar a una persona sin tener pruebas.

Incluso Tamara Sujú denunció que las celdas ubicadas en los sótanos de la DGCIM tras ser “maquilladas” nuevamente eran usadas. El Instituto Casla ha desgranado los presuntos métodos empleados por los agentes del servicio de contrainteligencia militar como las descargas eléctricas y los azotes con cables.