La revista argentina ‘Anfibia’ ha publicado un informe que desnuda la operatoria de una institución que trabaja bajo el manto de la Iglesia extendida en 65 países: Dos casos judicializados de familias que reclaman herencias y que el Opus Dei tomó como propias, a través de oscuros pero también legales métodos. Dos procesos judiciales están abiertos, uno en Argentina y otro en Uruguay.
Tras entrevistar a más de cuarenta ‘numerarios’ (nombre de los miembros laicos de la agrupación), la periodista Paula Bistagnino llegó al punto donde nace el extenso reportaje y el descubrimiento de estos dos casos judiciales en Argentina y Uruguay donde la disputa es por dos suculentas herencias de ancianos en el último tramo de sus vidas.
'Una de ellas es por seis propiedades y unas cuentas bancarias, pero la otra es por 100 millones de dólares’, aclara la periodista.
El Opus Dei está presente en 65 países
El Opus Dei (‘Obra de Dios’ en latín) está acusado por dos familias a ambas orillas del Río de la Plata que comparten los dos países del sur de Latinoamérica. Y la disputa es por muchos millones de dólares. Algo bastante más terrenal que una ‘obra de Dios’.
Sucede que la estructura del Opus Dei, que está presente y funciona de igual manera en 65 países, es una telaraña que deja fuera a su verdadera cabeza: el mismo Opus Dei. La institución que se presenta como ‘pobre’ se alimenta económicamente a través de donaciones (muchas veces cuantiosas), cuotas de sus miembros y hasta sus herencias, ya que los mismos firman sus testamentos a favor de la nueva familia.
Esto ya lo había relatado en España el periodista Nacho Fernández, él mismo un ex miembro de la institución: que se aconseja (pero en realidad es obligatorio) a los nuevos miembros que buscar incorporarse a la institución hacer un testamento a favor de las obras de la organización. Después, la traza económica se pierde en redes de asociaciones civiles, fundaciones y organizaciones que a su vez manejan instituciones educativas, hospitales, clubes o residencias universitarias.
Juzgados de Uruguay y Argentina mantienen sendas causas abiertas por millonarias herencias
El caso argentino que describe la periodista Paula Bistagnino es, además de siniestro, muy ilustrativo. La causa judicial implica a la Asociación Cultural del Norte, una ONG que se supone ligada al Opus Dei, al señor Francisco Noreiko y a su familia, que hoy es la denunciante.
El verdadero calvario que comenzó a vivir la familia fue en el año 2008, cuando Francisco Noreiko, de 81 años, sufrió un tremendo accidente de tránsito que lo dejó postrado y agonizante.
Noreiko era católico practicante y vivía en la capital de la provincia de Salta, en el norte argentino. Tenía una posición acomodada económicamente y no tenía herederos directos. Cuando la familia de Buenos Aires llegó a Salta para ocuparse del anciano accidentado se encontró que éste, inexplicablemente, ya había firmado un poder para el manejo de sus cuentas bancarias y había legado todas sus tierras. Todo en mano de la Asociación Cultural del Norte en la figura de dos miembros del Opus Dei: Mariano Busaniche Iturraspe y Matías Amat Lacroix.
Noreiko no era del Opus Dei, sostiene su familia, y legó sus bienes en el lecho de muerte
El anciano, agónico y sin poder firmar, legó sus bienes en la misma cama de la clínica donde estaba internado e inmovilizado ante una cohorte de profesionales, todos del Opus Dei, con la huella digital. Si bien también católica, la familia tienen la certeza de que su pariente nunca fue miembro de la organización y comenzó un proceso judicial en 2009, que aún sigue abierto por la cantidad de inconvenientes, apelaciones, postergaciones y demás obstáculos que fabulan para entorpecer los letrados de los ‘beneficiarios’. Ya son 11 años de una causa penal y una civil abiertas para pedir la nulidad de la donación y la investigación por 'administración fraudulenta' y otros delitos conexos.
También piden que se investigue la posibilidad de un homicidio culposo. La familia, que mantenía una excelente relación en vida con su pariente, entrevé allí una maniobra muy extraña.
El Opus Dei dice no poseer bienes. Sin embargo, a través de una red de asociaciones civiles que manejan sus miembros tiene y dirige instituciones educativas y sociales, residencias y otros bienes en cada uno de los 68 países en los que funciona 👇 https://t.co/AhFUIJwvfD
— Revista Anfibia (@revistaanfibia) November 10, 2020
El otro caso está radicado en Uruguay y tiene como eje la herencia de la octogenaria María Luisa Gianoli Gainza, viuda y sin hijos. Su hermana Elina fue la denunciada por sus sobrinos ‘por haberles dejado fuera de la herencia familiar y por haber manipulado la fortuna de una de sus hermanas (María Luisa), valorada en más de 100 millones de dólares’.
La también anciana mujer denunciada, es una ‘numeraria’ de gran rango en la asociación católica que ‘testó’ las posesiones a nombre de la Asociación Cultural y Técnica, una de las principales asociaciones civiles ligadas al Opus Dei en Uruguay y asignó cifras menores de entre 10 y 50 mil dólares a familiares. También la suma de 100 mil dólares a una congregación de monjas. Se discute una herencia de hasta 100 millones de dólares..
María Luisa padeció internaciones psiquiátricas y terapias de electroshock por tener esquizofrenia precoz. Su vida pasó entre instituciones, médicos y psiquiatras pertenecientes al Opus Dei. La justicia uruguaya detectó tantas irregularidades que apartó a Elina de la curaduría de la fortuna de la hermana: todos los médicos que la atendieron y hasta los escribanos que participaron de las acciones judiciales eran miembros del Opus Dei.
Una verdadera película de terror y una real causa plagada de irregularidades.
La organización católica Opus Dei fue fundada un 2 de octubre de 1928 en Madrid, por el español y hoy santo Josemaría Escrivá de Balaguer. En la actualidad, Fernando Ocáriz es el prelado máximo de la institución desde 2017.