La defensora de los derechos humanos para las mujeres en Arabia Saudita, Al Ghomgham, fue detenida el 6 de diciembre del año 2015 tras haber marchado pacíficamente en las calles de dicho país. Al Ghomgham es acusada de participar en protestas, incentivar violencia a las mujeres musulmanas y emitir opiniones repulsivas para el actual gobierno Saudí, entre otros.

A pesar de las reformas sociales impulsadas por el príncipe Mohamed Bin Salmán a favor de permitir la libre conducción a las mujeres musulmanas, estas están siendo cuestionadas tras las recientes acciones que está tomando con la activista Al Ghomgham.

Asimismo, es necesario destacar que Arabia Saudita es el tercer país con mayor número de ejecuciones en los últimos años.

De llevarse a cabo la ejecución, se estaría en presencia de un precedente muy peligroso

En Arabia Saudita existen otras mujeres activistas que están privadas de su libertad por distintas causas, pero las mismas serán juzgadas por un tribunal. Por esa razón la comunidad internacional no puede guardar silencio ante la detención arbitraria de esas activistas debido a que no solo se habla de detenciones, sino también de ejecuciones.

El hostigamiento incesante de los poderosos jeques en Arabia Saudita en contra de los derechos fundamentales de las mujeres se intensifica aún cuando son derechos inherentes a ellas.

Las mujeres detenidas, como en el caso específico de Israa Al Ghomgham, no tienen derecho a la comunicación con sus familiares, no tienen derecho a una justa defensa ni al debido proceso del cual goza cualquier ser humano en el mundo.

El príncipe Mohamed Bin Salmán no desea crear una sociedad libre

El reino de Arabia Saudita considera que los chiítas no son musulmanes y creen que es necesario combatirlos.

Es decir, obligarlos a aceptar el wahabismo que es la forma estricta y conservadora del islamismo que hoy en día es la religión oficial de Arabia Saudita. Los que no acepten esta religión son asesinados de forma brutal.

A pesar de los alcances de aceptación que el reino consiguió tras permitir a las mujeres conducir, las mismas todavía necesitan el permiso de un familiar para estudiar, de manera que los derechos humanos esenciales siguen siendo de poca prioridad para el reino.

Por tanto, es evidente que Israa Al Ghomgham es de las pocas mujeres que con valentía en ese país se atrevió a pedir el cese de las persecuciones en contra de las mujeres musulmanas.

Por tanto, cualquier ejecución representa un acto inhumano terrible que seguirá marcando a las sociedades fanáticas. El querer asesinar a una mujer activista que en ningún momento promovió actos de violencia o rebelión es sin duda una monstruosidad.

De ser ejecutada, Israa Al Ghomgham, ciertamente se convertirá en la primera mujer asesinada por motivos religiosos y políticos. Sin embargo, será recordada como una mujer extraordinaria que pagó el precio de su vida solo por luchar.