El conocido portal de información comprometida, WikiLeaks, vuelve a dar de qué hablar en todo el mundo. Al parecer se ha vuelto a infiltrar información relevante respecto a la red de espionaje cibernético llevado a cabo por la CIA. Al mismo tiempo se comenta que esta “es la mayor filtración de datos de inteligencia de la historia”. El nuevo director de la CIA, exmilitar, representante del Estado de Kansas y doctor en Derecho por la famosa Universidad de Hardvard, Mike Pompeo, elegido por el presidente de EEUU, Donal Trump, se tendrá que enfrentar a un duro reto, ya que tendrá que soportar las miles de críticas y el descontento general por parte de los usuarios de la mayoría de los dispositivos móviles y, por tanto, de una gran parte de la opinión pública Internacional.
Aún así, no ha querido hacer declaraciones sobre la autenticidad de los documentos aportados por un hacker que accedió a ellos durante una pérdida de control informático de la misma CIA.
Por declaraciones anteriores, Pompeo siempre ha sido un claro defensor de la recopilación de información privada de los ciudadanos estadounidenses, defendiendo también la vuelta de las prácticas adoptadas por la CIA tras el famoso atentado del 11S, aunque algunas de estas prácticas sean ilegales. Al hilo del mismo tema, hace dos meses el comité de inteligencia le pidió a Pompeo durante su audiencia ante el Senado que evaluase el grado de preparación que tiene EEUU para hacer frente a lo que llaman “guerra cibernética".
“Tenemos muchísimo trabajo que hacer (…). No hay ninguna razón para esperar que esta amenaza vaya a reducirse”, declaró entonces Pompeo. También añadió que todo Gobierno que se aprecie debería “lograr una mejora en la ciberseguridad para la infraestructura nacional”.
En cuanto a los documentos aportados por Wikileaks, se supone que esta es la primera entrega de toda una serie de documentos a los que se les ha llamado “Year Zero”, que en total serían unos 8.761 archivos.
En estos documentos se muestran las técnicas de “hacking” así como los software maliciosos que la CIA ha estado utilizando para hackear y espiar toda una serie de productos habituales, como el iPhone de la marca Apple, el sistema operativo Android de Google, Windows de Microsoft y la marca Samsung, concretamente las nuevas televisiones inteligentes, que pueden utilizarse como micrófonos secretos. Al parecer la CIA utilizaba fallos de software de estos productos para poder alterarlos sin que el usuario se percatara de lo que estaba pasando.