En su discurso semanal a los ciudadanos, el presidente Nicolas Maduro, anunció que elevaría el salario mínimo por quinta vez en el último año. Este pone el salario mínimo en 40.683 bolívares o 60 US$ por mes, según Reuters.
El nuevo salario mínimo representa un incremento acumulado de 322% desde febrero de 2016 y es un intento de proteger los salarios de los ciudadanos de los "ataques de la mafia", según Maduro. El presidente atribuyó las aflicciones de su país a los opositores políticos antisocialistas y a los capitalistas que han creado una "guerra económica" para fomentar el desorden y el malestar.
Los comentarios de Maduro son un intento de apelar a los sentimientos anticapitalistas dentro de la ciudadanía de Venezuela. Esencialmente, son un arenque rojo diseñado para distraer de la hiperinflación creada por el Estado que ha dejado a los venezolanos inundados de efectivo, pero menor poder adquisitivo cada día. La enorme cantidad de efectivo flotando es una consecuencia de un esfuerzo por devaluar la moneda del país con la intención de reducir los déficits comerciales haciendo que las exportaciones sean más competitivas.
Manipular los salarios venezolanos es un enfoque para corregir las políticas socialistas equivocadas, que en última instancia empujará los precios más altos cuando los costos se pasan a los trabajadores.
Sin embargo, el verdadero perjuicio económico de los salarios mínimos es que son destructivos para los mercados de trabajo al eliminar los empleos que pagan menos e igualar los sueldos de los empleados más especializados con los de los poco capacitados.
Las empresas venezolanas que se ven obligadas a pagar más por un trabajador que vale menos que el salario mínimo buscarán la automatización o simplemente dejarán el cargo vacante.
La tasa de Desempleo de Venezuela refleja los efectos de los salarios mínimos en los últimos 12 meses. Aunque el liderazgo del país es conocido por ser menos que lo que viene con la liberación de indicadores económicos como el PIB y el desempleo, los informes muestran un desempleo de 7,3% en abril de 2016. Pronósticos esperan un 9% a finales del segundo trimestre y un 11% al final de 2017.
Hasta que líderes como Maduro reduzcan las regulaciones y las manipulaciones del mercado, las fuerzas del mercado que funcionan para equilibrar los precios y las tasas de desempleo seguirán siendo ineficaces para resolver los problemas de Venezuela.