Esta tarde se ha producido una explosión junto a la puerta del parque público de Gulshan-e-Iqbal en la ciudad de Lahore (Pakistán). Según fuente policiales puede tratarse de la acción de un terrorista suicida quien se ha inmolado al hacerse explosionar a unos metros de un área de recreo infantil.

Según estas mismas fuentes la bomba ha podido provocar la muerte de 65 personas y 300 heridos. Docenas de ambulancias se han dirigido al parque, próximo al centro de una de las ciudades más grandes de Pakistán. Entre los muertos y heridos se encuentran mujeres y niños que se encontraban en un área recreativa próxima.

En el momento de la explosión había un numeroso grupo de la minoría cristiana de Pakistán. Se encontraban disfrutando del Domingo y en plena celebración de la Semana Santa; razón por la cual, en el parque, se encontraba una multitud numerosa celebrando diversos actos festivos.

Pakistán lleva años sufriendo atentados terroristas por parte de islamistas radicales. En 2014, el estado lanzó una ofensiva contra los talibanes en el norte de la provincia de Waziristan a fin de eliminar los refugios que éstos tenían en la provincia para llevar a cabo ataques tanto contra Pakistán como contra Afganistán. Sin embargo, esto ha supuesto un recrudecimiento de los ataques terroristas de los talibanes a objetivos civiles en Pakistán como el que ha tenido lugar esta tarde.

Sin embargo, la novedad de este ataque radica en que se ha producido en una provincia, Punjab, relativamente segura y económicamente dinámica; además es un referente político vital en el país, donde el primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, recaba buena parte de sus bases de apoyo político. De hecho, el año pasado una Bomba ya causó la muerte de un alto cargo gubernamental junto con varios miembros de su familia.

El terrorismo en Pakistán se cobra numerosas Víctimas civiles. La más conocida es la premio Nobel Malala Yousafzai quien sufrió un ataque que estuvo a punto de causarle la muerte por acudir al colegio y demandar su derecho a ello frente a las amenazas de los talibanes que hasta 2002 gobernaban el estado fronterizo de Afganistán gracias al apoyo que hasta entonces recibieron de los servicios secretos pakistaníes y el armamento recibido desde Estados Unidos para combatir la ocupación militar de la URSS hasta que su retirada en 1989.

Fruto de este apoyo, los talibanes, radicales islámicos, pasaron a constituir un grupo político y militar dentro de Pakistán con fuerza suficiente para amparar y proteger a Osama Bin Laden dentro de Pakistán, a pesar de tratarse de un país aliado de Estados Unidos.