Al trauma de vivir una guerra y al drama que supone abandonar sus vidas, las mujeres y niñas que viajan a Europa huyendo de Siria e Irak suman peligros añadidos en su cruel odisea: las agresiones y el acoso sexual.
Tras una nueva investigación realizada por Amnistía Internacional, la organización pro derechos humanos denuncia la inseguridad extra que sufren las refugiadas durante todas las etapas de su viaje desde Oriente Próximo, incluido el territorio europeo; de las mujeres entrevistadas, muchas han reconocido ser víctimas de malos tratos físicos, acoso sexual y explotación económica por parte de traficantes, personal de seguridad de los diferentes países que habían atravesado, y también de otros refugiados.
En palabras de Tirana Hassan, directora del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional, las refugiadas viven en un estado de riesgo permanente: “Tras vivir los horrores de la guerra en Irak y Siria, estas mujeres lo han arriesgado todo con tal de conseguir seguridad para ellas y para sus hijos. Pero desde el mismo momento en que comienzan su viaje vuelven a verse expuestas a sufrir violencia y explotación, sin recibir apenas apoyo o protección” afirma.
Desgraciadamente, la vulnerabilidad de las refugiadas no mengua a su llegada a Europa, donde muchos testimonios sitúan abusos y agresiones, intentos de coacción sexual y tratos vejatorios en los campamentos de tránsito y centros de recepción.
“Estas mujeres y sus hijos han huido de algunas de las zonas más peligrosas del mundo, y es una vergüenza que sigan en peligro en suelo europeo”, clama Hassan.
Es por ello que Amnistía Internacional ha hecho un llamamiento a intensificar los esfuerzos para garantizar los derechos básicos y la seguridad de los refugiados en general, y de los colectivos más vulnerables en particular, como las mujeres que afrontan este inhumano trance solas o con sus hijos.
Hala, Neem, Rahla, Rania o Maryam son algunas de las mujeres que han relatado las durísimas experiencias de un viaje a la desesperada que, seguramente, jamás imaginaron fuera una continuación del horror del que escapaban. Ellas son la alarmante muestra del calvario que supone ser Mujer y refugiada.
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