En septiembre de 2015, un grupo de valientes voluntarios decidieron asumir la responsabilidad de salvar las inciertas vidas de los refugiados sirios que llegan diariamente a las costas del Mar Egeo.
Hace 5 meses, la ONG "Proactiva Open Arms", cuyo director se llama Óscar Campos, partió desde Badalona (Barcelona) hacia la isla griega Lesbos para cumplir con su propósito, sin ningún tipo de ayudas públicas y con tan sólo 15.000 euros. A fecha de hoy, han conseguido 3.126 donativos que están colaborando a continuar con su actividad, ya que ahora disponen también de otra base de operaciones que se dedicará a salvar vidas en el mar, conducir a los refugiados a la costa en las mejores condiciones posibles (manteniendo l objetivo prioritario) en la isla de Chios (Grecia).
La seguridad de las fronteras de Turquía, por vía terrestre, no permite a los refugiados viajar de este modo y se ven obligados a viajar por mar. Pero la mafia turca, una vez han embarcado estos refugiados, les impide regresar, y en caso de intentarlo se encargará de acabar con sus vidas. En Turquía todo gira entorno al negocio y la política en este momento y desgraciadamente una de las consecuencias de esos negocios es el hundimiento de las personas sirias, inocentes, ya que muchos mueren ahogados.
Un billete corriente en ferry desde Turquía hasta las costas griegas tiene un coste de 20 euros, pero los refugiados pagan entre 1.000 y 1.500 euros, o lo que es peor, con sus propias vidas.
Además del engaño económico que sufren los refugiados sirios, las embarcaciones en las cuales zarpan son muy limitadas en cuanto a recursos.
Una de estas embarcaciones tiene capacidad para transportar a 20 personas, sin embargo, en cada una de las barcas que llegan de Turquía contienen 50 personas. Los miembros de la ONG, testigos de estas imágenes han asegurado (cito textualmente): "La primera vez que los vimos llegar pensamos que sus barcas eran naranjas. Pero no lo eran, flotaban tan poco que solo podíamos verles los chalecos".
El equipo de socorristas, ha logrado salvar 20 embarcaciones con 50 personas en cada una de ellas, es decir, 1.000 personas al día.
A la hora del rescate, la prioridad de los socorristas es que los niños sobrevivan. En los botes viajan personas de todas las edades, familias enteras, desde bebés hasta ancianos de 85 años de edad.
Las condiciones meteorológicas y marítimas dificultan todavía más el trabajo de la ONG,y por este motivo su mérito es mayor. En la isla, gracias a su duro trabajo, han ganado un gran prestigio y se les conoce como "lifeguards", nombre que adoptan con gran orgullo.