El encuentro disputado este domingo en el Santiago Bernabéu, que el Real Madrid saldó con una cómoda victoria (3-0) frente al Eibar, ha dejado un dato que, por lo excepcional, conviene destacar. Tras doblegar al Real Club Deportivo Espanyol (2-0), la de anoche fue la segunda vez consecutiva que el rival que visitaba Chamartín no batía la portería blanca.
Que el Madrid deje la portería a cero ante un rival de nivel notablemente inferior, debería ser algo cotidiano. Sin embargo, en lo que vamos de 2017, en los encuentros de Liga disputados en el Santiago Bernabéu tan solo en dos ocasiones se ha conseguido encarrilar dos encuentros seguidos sin recibir gol.
La vez anterior fue entre enero y febrero, cuando se venció a la Real Sociedad (3-0) y al Espanyol (2-0).
La casualidad ha querido que se volviese a conseguir de nuevo frente al Espanyol y de nuevo frente a un equipo guipuzcoano, en este caso el Eibar. Y repitiendo los mismos resultados (2-0 y 3-0).
Doble objetivo cumplido
Con la victoria de este domingo frente al Eibar, el Real Madrid consiguió los dos objetivos que se habían impuesto antes del choque. Por un lado recuperar la pegada de cara a portería y, por otro, el mencionado de sellar la portería. De paso, se pudo dar refresco a gran parte de los titulares.
En Bernabéu pedía a gritos un partido plácido del Real Madrid y, al fin, llegó. Zidane sacó un once extraño, con varios cambios.
Especialmente sorprendente fue la suplencia de Karim Benzema, a quien Zidane había defendido durante toda la semana. Partieron Asensio e Isco junto a un Cristiano que todavía está lejos de su mejor nivel. El portugués necesita un delantero que fije a los centrales para poder moverse como más le gusta, por todo el frente del ataque.
Los que sí que se movían como pez en el agua con esta disposición eran Isco y Asensio. De sus botas salieron las principales ocasiones de la primera mitad. De las botas del mallorquín salió un centro medido a Ramos que remató a su propia portería Paulo Oliveira. Poco después, el propio Asensio fusilaba a la red un sensacional envío de Isco.
Con el partido decidido, la segunda parte tuvo poca historia. Lo más destacado fue la entrada de Karim Benzema, que recibió una calurosa ovación en un claro guiño del Bernabéu a Zidane. Se cerró la fiesta con una jugada coral, en la que participaron varios jugadores y que terminó con la definición de Marcelo. Un gran gol para poner el broche a una gran noche.