Paolo Guerrero es un delantero voraz y contundente. Y hoy probablemente jugará el partido más importante de su carrera, a la cabeza de un equipo joven y motivado y cuyo eje es el toque rápido y seguro, la tradición futbolística peruana más añorada. Hoy Perú juega el partido más importante de las últimas décadas, luego de 35 años fuera de canchas mundialistas.

Porque en Perú las eliminatorias de los últimos años han sido noches tristes y enojadas. Cada eliminatoria ha sido un martirio de tres años, tanto que la sociedad en general entró en un estado de pesimismo y agobio respecto al fútbol.

Había un pesar generalizado, desde Lima hasta Cuzco, en pizzerías y cevicherías, y la nula relevancia internacional de los equipos peruanos solo acentuaba una realidad que enfrentaba a los peruanos, hartos de tanta tristeza, y que se volcó en los once jugadores que vistieron la camiseta de la selección en procesos anteriores. La relación selección/sociedad era esquiva y espinosa.

En Perú el pasado es una piedra muy filosa. Cuando la sociedad está frente al televisor recuerda a Teófilo Cubillas, César Cueto, Juan Carlos Oblitas, y ha sido muy difícil poder llegar al nivel de España 1982. Justamente esa generación de peruanos mayores de 40 años, que creció con los triunfos peruanos en base a un juego de toques veloces, hoy, con sus amplias diferencias, pueden ver algunos tenues parecidos en un equipo cuyos valores fundamentales son la motivación y el toque en corto.

Esto de entender una tradición futbolística y plantearla en la cancha puede ser clave para la definición del partido hoy.

Pero claro, no estamos hablando desde el ángulo de que Perú ya está clasificado ni mucho menos. Solo que es preciso entender que hoy la Argentina de Lionel Messi se enfrenta a la compleja historia futbolística peruana, hoy traída a los tiempos modernos por entrenador argentino que leyó y comprendió al jugador peruano.

Sobre números podemos hablar, quién juega aquí o allá, y cómo los sistemas de Ricardo Gareca y Jorge Sampaoli definirán finalmente el destino del partido. Pero hoy las tribunas, ese emocionado hincha peruano y dudoso fanático argentino, también jugarán un partido que enfrenta no solo a dos selecciones, sino el sentir de dos sociedades hermanas, sudamericanas, con pesares a todo nivel y donde el fútbol juega un rol vital en la salud mental de la gran mayoría de ciudadanos.

Lamentablemente, hoy uno de ellos dormirá con un sabor agrio en la boca.