Nadie dudó de él. Rafa había llegado a este torneo sabiendo que el título iba a ser suyo, una idea fuerte y clara en su cabeza, que a medida que avanzaban los partidos, iba quedando cada vez más a su favor. No es rara la imagen del tenista con los brazos abiertos celebrando su victoria, una victoria que le daba su tercer triunfo en el US Open.

A pesar de que su rival había estado jugando muy bien hasta entonces. Estaba claro que el 32 del mundo no llegaba a los pies de nuestro campeón. Rafa se había enfrentado a grandes rivales, como en su último partido contra Del Potro, y había conseguido derribarlos.

Anderson no iba a ser el único en resistirse.

La gran final

A pesar de que aquí en España ya era de noche, en Nueva York disfrutaban de una magnífica tarde. La pista del US Open rebosaba de miradas expectantes y ansiosas por saber cual sería el desenlace final. Un desenlace en el que veríamos a Nadal realizar su última gran obra de arte en este torneo.

Rafa salió a la pista muy seguro y consciente de su juego. Sabía que si quería ganar debía apretar y ser agresivo desde el inicio del partido, y así lo hizo, sin darle un respiro al sudafricano. Anderson no estaba preparado para ese sobreesfuerzo al que el español le estaba exigiendo.

El derribo del sudafricano

Con el primer set, Rafa marcó la brecha definitoria, y todos nos dimos cuenta de que Anderson no era capaz de seguir el juego de Nadal y se estaba viniendo cada vez más abajo.

Un primer set en el que Rafa logró seis bolas de break. Donde dejó al tenista sudafricano desbordado cada vez que se acercaba a la red.

Pero una vez que Nadal se llevó ese primer set 6-3, la cosa quedó claramente a su favor. El final ya estaba escrito. Un final en el que se rompería un dicho, y Nadal demostraría que su juego no es solo físico, sino que su brillante cabeza tiene mucho que ver en sus victorias.

Tercer US Open

Llegó el segundo set, y esa brecha que había trazado el español con el primero, se fue abriendo cada vez más. Convirtiéndose en un abismo que el gigante sudafricano no iba a poder salvar. Un segundo set que terminó en un magnífico 6-3 para Nadal, que le dejaría el tercero casi regalado, ya que a Anderson ya no le quedaba ninguna oportunidad.

Y efectivamente, el tercer set fue el punto final de partido que le daría la victoria al español, con un 6-4. Un gran partido que duraría 2h y 27min, en el que Rafa no se relajaría ni un solo segundo, hasta lograr esa gran victoria. Su tercer US Open y su decimosexto grand slam, y no los últimos. Ya que a Rafa Nadal todavía le queda mucho más por dar, y muchas victorias que lograr.