Hace no mucho, Dwight howard era uno de los pívots referencia en la NBA. El small-ball aún no se había instaurado y el fornido jugador de Atlanta dominaba la pintura a su antojo. Ya desde su irrupción en Orlando y en la liga, allá por el año 2004, Howard se destapó como un 5 con un físico imponente y prácticamente imparable dentro de la zona. Nunca le hizo falta trabajar más de lo debido (sobre todo en los tiros libres), ni sudar más de lo necesario para convertirse en una de las estrellas de los Orlando Magic, subcampeones de la NBA en 2009.
En 2012 se fue a los Lakers
Después de rozar la miel con los labios, la franquicia fue, contra todo pronóstico, a menos, y la paulatina salida de muchos de sus puntales condenó a los de Florida. Con este panorama, Howard, su gran estrella, decidió no renovar su contrato con los Magic y firmó como agente libre por Los Angeles Lakers en 2012.
Su paso por los Lakers
Su fichaje, unido a la incorporación de Steve Nash y a la presencia de Kobe Bryant y Pau Gasol (ganadores de 2 anillos, uno de ellos a los Magic de Howard) permitía a los angelinos volver a soñar. Nada más lejos de la realidad. Su temporada regular resultó decepcionante, séptimos del Oeste , y en Playoffs no tuvieron ningún opción contra los Spurs, y más después de la grave lesión de Bryant a dos partidos del inicio de la post-temporada.
Precisamente su relación con el escolta y máxima estrella de los Lakers fue uno de los detonantes del mal año colectivo y de la salida de Howard, que rechazó una oferta de renovación de los Lakers para enrolarse en los Houston Rockets. A pesar de las críticas recibidas en su etapa angelina por su falta de ética de trabajo, el pívot fue All-Star, estuvo en el tercer mejor quinteto de la liga y promedió 17 puntos, 12 rebotes y 2.5 tapones.
Su caché en la NBA seguía intacto y decidió hacer las maletas con dirección a Houston para hacer pareja con James Harden y aspirar a cotas más altas que unos Lakers que parecían ir cuesta abajo.
Etapa en los Rockets
En su primera temporada en Texas, la 2013-2014, las facultades del pívot y también su gran lunar (los tiros libres) seguían intactas y cosechó buenos números que le valieron para participar en el que hasta hoy es su último All-Star. El equipo, a pesar de contar con buenas piezas, fue apeado en primera ronda de Playoffs y Howard volvía a casa de nuevo antes de tiempo.
Su segunda campaña en Houston fue peor a nivel individual y mejor en lo colectivo. Harden se echó el equipo a la espalda, Howard cedió protagonismo y los problemas físicos le lastraron durante la temporada regular. No rindió a su mejor nivel, algo achacable a las lesiones, y desde la franquicia pensaban que año nuevo vida nueva, y que el pívot estaría en plenitud de facultades al inicio del curso 2015-2016. Habían alcanzado las finales de Conferencia y el bloque conformado, con Harden y Howard a la cabeza, hacía albergar esperanzas sobre un futuro mejor. Sin embargo, la temporada fue un fracaso, clasificándose para los Playoffs en el último partido y cayendo de forma contundente a las primeras de cambio.
En lo personal también fue una campaña decepcionante para Howard, cuyo bajón parecía incuestionable. Sus números distaban mucho de los esperados y a pesar de tener una opción de jugador para quedarse, el pívot puso rumbo a su ciudad natal, Atlanta, donde le prometían un mayor protagonismo y una importancia que había ido menguando desde su desembarco en los Houston.
Vuelta a casa temporalmente
Así, la franquicia de Georgia apostó por él ofreciéndole un contrato por 3 años y 70 millones de dólares. Tras un inicio más o menos decente, su peso en el equipo y sus minutos en la cancha fueron disminuyendo y en los partidos importantes de Playoffs no fue, ni de lejos, un factor diferencial para su equipo.
Con 2 años de contrato todavía por cumplir, los dirigentes de los Hawks, con su entrenador Mike Budenholzer a la cabeza, vieron la posibilidad de traspasarle este verano y no lo dudaron. Y es que, después de completar su peor año en cuanto a estadísticas se refiere (solo superado por sus números como rookie) el pívot ha terminado en Charlotte para jugar en el equipo de Michael Jordan, los Hornets.
Veremos si la presencia del más grande, aunque sea en la grada, sirve para recuperar la mejor versión de un Dwight Howard que no ha sabido aprovechar todas sus cualidades físicas y que ahora buscará resarcirse en un nuevo destino. Quizá ya sea tarde, o quizá podamos volver a ver a ese jugador dominante en la zona de hace unos cuantos años. Solo el tiempo lo dirá.