Bicampeón del mundo de F1. 280 carreras. 32 victorias. 97 podios...Impresionante, ¿verdad?

Ese palmarés pertenece al señor Fernando Alonso, y cualquiera que no sepa mucho del mundo del motor diría que es un balance impresionante, que lo es.

Pero si algo que influye mucho en este deporte aparte de las manos de un piloto es la suerte, y podríamos decir que en algunos momentos Fernando Alonso no ha sido un hombre que haya tenido la suerte de su parte.

En 2005 y 2006 cuando 'Fer' ganó sus dos primeros mundiales la gente le daba el titulo de sucesor de Schumacher, y que decir que todo el mundo o al menos la inmensa mayoría pensaban que quedaban varios mundiales por delante para el entonces joven piloto asturiano.

En 2007, Alonso llegó a Mclaren buscando un coche más competitivo que el del equipo Renault, ya que después de los dos campeonatos mundiales, Fernando sabía que el coche no podría seguir al nivel que el necesitaba para revalidar su titulo.

Ese año Alonso tuvo diversos problemas, tanto con la dirección del equipo como con su compañero, Lewis Hamilton. En algún momento de la temporada se decidió apoyar al británico, provocando una guerra dentro del equipo y que se saldó con el primer y único campeonato del mundo de Kimi Raikkonen.

Después de un año de calvario Alonso decidió volver a Renault, para quedarse allí dos años, rechazando ofertas de Red-Bull, y esperando a que el todopoderoso Ferrari llamase a su puerta.

Y llegamos a la etapa roja de Fernando donde pilotó de manera magistral y logró que la peor época de Ferrari quedase maquillada con sus magníficos resultados con un coche y un equipo que no alcanzaban las expectativas, como bien se demostró en Abu Dhabi 2010 ( fecha nefasta para los fans de Fernando) en la que el equipo eligió mal la estrategia y donde el campeonato finalmente se decantó del lado de Sebastian Vettel.

Después de esos 5 frustrantes años llegamos a la etapa actual, a la de Mclaren-Honda, mítica dupla del automovilismo de los años 80, que prometía ganar campeonatos con Fernando en un no muy largo espacio de tiempo, pero una vez más, la suerte no sonríe a Fernando puesto 3 años después y sin alguna evolución evidente (si no más bien todo lo contrario), la fábrica Nipona no ha sabido presentar un motor a la altura de los del resto de la parrilla, con una fiabilidad horrorosa y unos resultados penosos para lo que se les presuponía.

Todo esto deja a Fernando en una situación delicada, con la incertidumbre de su continuidad en la F1 el año que viene, y viendo su tercer campeonato mundial cada vez más lejos.

Porque Alonso tiene las manos, pero quizás le ha faltado eso, un poco de suerte.