Anoche, en el partido que enfrentaba a Golden State Warriors y Washington Wizards en la capital de los Estados Unidos, saltaban las alarmas para todos los aficionados del equipo de la Bahía de San Francisco. Sin apenas sobrepasar los primeros dos minutos del partido, Zaza Pachulia caía sobre la rodilla de Kevin Durant tras haber sido empujado por el pívot de Washington Wizards, Marcin Gortat. En ese momento, Durant tuvo que abandonar el partido por los fuertes dolores en su rodilla y no volvería a saberse nada de él hasta finalizar el partido.
Tras el encuentro, todo era miedo en la franquicia de Oakland.
Parecía que la lesión iba a ser más grave de lo posible, pero los resultados de su resonancia magnética han mostrado que se trata de un esguince en su rodilla de grado dos que le mantendrá fuera de las canchas como mínimo durante las próximas cuatro semanas de competición. Será evaluado el próximo día 29 de marzo en el que se podrá ver la evolución de esta lesión que tiene a todo el mundo alarmado en la Bahía.
Todo apunta a que Kevin Durant volverá al 100 % antes de los Playoffs, así que podrá ayudar a su equipo en la postemporada para luchar por ese ansiado anillo a por el que vino tras su fichaje el pasado verano. Golden State ahora, busca reforzar la posición de alero y lo hará con la llegada de Matt Barnes, ex-jugador de los Warriors que no juega en la Bahía desde hace 9 años.
Con él, los Warriors maravillaron al mundo entero con su temperamento y su lema "We Believe". Esos Warriors, clasificados en la octava posición de la conferencia oeste, consiguieron deshacerse de los primeros clasificados, los Dallas Mavericks de Dirk Nowitzki que había sido nombrado MVP esa misma temporada. Una de las mayores gestas de la historia de la NBA tuvo lugar en Oakland y Matt Barnes tuvo su protagonismo.
Después de haber levantado tantas pasiones, el jugador declaraba estar llorando de la emoción de poder volver a su casa y luchar por un anillo después de sus servicios prestados al equipo desde el año 2006.