La renovación de Lionel Messi por el Barça se está convirtiendo en un culebrón que parece que no tiene final. Aunque desde el entorno más cercano de la estrella argentina ya se están moviendo los hilos para acercar posturas, aún queda muchas dudas para que se cierre la operación más importante de los últimos años en el club.

El agente del ‘10’, que es su padre, ya se ha reunido varias veces con los directivos del equipo azulgrana pero faltan algunos flecos importantes por decidir. Josep María Bartomeu ya sabe lo que pide Leo: no solo una mejora de contrato, sino un equipo competitivo para poder luchar por todos los títulos.

Renovación estratosférica

Con lo que se refiere a las cifras que pide ‘La Pulga’ para que de el ‘si’ definitivo no tienen desperdicio. Ni más ni menos que 35 millones de euros limpios por cada temporada y cinco en variables.

Pero no se queda ahí, también reclama que el club se haga cargo de las multas de Hacienda que tiene pendientes, además de 50 millones de prima de fichaje para su representante. La misma cifra que cobró el padre de Neymar tras su fichaje.

Así pues, todas las cartas están sobre la mesa. Ahora toca esperar si el FC Barcelona tiene los suficientes recursos para afrontar estos gastos. Lo que queda claro es que le va a tocar deshacerse de varios de sus futbolistas más prestigiosos para poder pagar a Leo Messi.

Florentino ya lo sabe

Estas asombrosas cifras han llegado a oídos del presidente del Real Madrid Florentino Pérez. El máximo mandatario blanco no puede creer que el Barça llegue a semejantes cifras para renovar a un jugador que, aunque es el mejor del mundo, tiene ya 31 años y temporada a temporada se va notando su bajón futbolístico.

Solo queda esperar unos meses para ver cómo se resuelve la situación. Las dos partes están de acuerdo en firmar el nuevo contrato, pero los detalles podrían marcar una operación que en caso de no llegar a buen puerto dejaría al presidente del Barcelona como uno de los peores de la estrella del club.

Dejar escapar a Leo Messi de esta manera caería sobre su conciencia durante toda su vida y ningún aficionado culé lo podría olvidar. Apretarse el cinturón, o dejar escapar el mejor jugador de la historia del club, y posiblemente al mejor de todos los tiempos.