Anoche en el Toyota Center de Houston, Texas, se enfrentaban los dos principales candidatos al premio a mejor jugador de la temporada, James Harden y Russell Westbrook; Houston Rockets, tercer clasificado en la conferencia oeste frente a Oklahoma City Thunder, sexto clasificado en el oeste. El partido comenzaba con muestras de admiración mutuas entre ambos jugadores que colgaron fotos antes del partido en el túnel de vestuarios, la tensión se respiraba en el ambiente, pero también el buen rollo, ambos jugadores pasaron por la misma situación, se vieron totalmente solos a la hora de construir un nuevo equipo.

Los Rockets comenzaban mandando en el marcador, James Harden no se lucía especialmente, pero el gran juego en equipo de los de Houston conseguía sobreponerse a la calidad individual de Russell Westbrook que consiguió terminar la primera mitad del partido con la escandalosa cifra de 26 puntos.

Oklahoma se negó a bajar los brazos, a pesar de que llegaron a ir 14 puntos por debajo en el marcador, pero Russell Westbrook se puso la capa y la máscara y los Thunder comenzaron a funcionar. James Harden comenzaba a calentarse pero cada vez sentía más fuerte la respiración en su nuca de un Westbrook que quería a toda costa ganar el partido. En los segundos finales, Westbrook se creció y anotó una serie de triples seguidos que llegaba a poner a su equipo por delante en el marcador, pero los Rockets, de mano de un gran Nenê Hilario, el veterano pívot brasileño, anotó los tiros libres en los segundos finales y los Rockets consiguieron ganar un partido muy igualado por dos puntos, 116-118.

James Harden después del partido volvió a alabar al base procedente de la universidad de UCLA, "Es un gran problema para sus rivales, nunca se da por vencido" dijo Harden sobre el gran esfuerzo llevado a cabo por el número cero de los Thunder. Anoche en la NBA tuvimos un regalazo de reyes, este increíble enfrentamiento entre los dos candidatos al MVP que no dejaron indiferente a nadie y volvieron a traer el espectáculo de vuelta.