Existen varios fenómenos extraños que han afectado a España en su larga historia en los mundiales de Fútbol. Además del puñetazo de Tassotti a Luis Enrique en el Mundial de 1994 en Estados Unidos y la pantomima del sorteo del último Mundial de Brasil, donde nos emparejaron con quien ellos quisieron, quizás, el "robo" más evidente y doloroso se produjo durante el Mundial de Corea del Sur y Japón 2002.

El árbitro, un tal Gamal Al-Ghandour, un nombre de funesto recuerdo y, que a pesar de haber pasado ya casi trece años, los aficionados de la selección española todavía seguimos recordando. El partido, de cuartos de final enfrentaba a la selección española dirigida, entonces, por José Antonio Camacho contra una de las anfitrionas, Corea del Sur. Ya en la segunda parte del partido, el árbitro egipcio anulaba un gol a España por una falta que solamente él vio del Pipo Baraja.

Pero sin duda, el protagonismo de este colegiado y sus auxiliares vendría en la prorroga del partido. Una prorroga que, entonces, se jugaba al "gol de oro", una modalidad que hacía que si un equipo marcaba en el tiempo extra, el partido se acababa en ese momento.

Y fue Morientes el que llevó el balón a la red tras un pase extraordinario de Joaquín. Sin embargo, y bajo la incredulidad de todo el mundo, el juez de línea levantaba la bandera estimando que el balón había salido por la línea de fondo.

Inverosímil ¡el balón no había salido! es más, ni siquiera había tocado la raya de cal y por más que repetían el tanto uno no dejaba de entender que nos estaban "robando" el partido. No fue la única vez que el linier levantaba la bandera marcando peligro y con España volcada sobre el área Coreana y los árbitros anulando cualquier opción de peligro se llegaba a los penaltis. Aquí, fueron los nuestros los que fallaron y en la lotería de los penaltis salió cruz y España perdía (5-3) su posibilidad de estar por primera vez en las semifinales de un mundial.

Ahora empezamos a conocer la verdad de lo que pasó aquella tarde en Corea del Sur. Según una investigación del FBI a varios miembros de la FIFA por corrupción, el encargado de elegir al árbitro egipcio y al linier trinitense Michael Ragoonath fue un tal Jack Warner, expresidente de la FIFA y uno de los detenidos por el Departamento de justicia estadounidense.

Según informa el rotativo italiano "El Corriere dello Sport" aquel Mundial de Corea del Sur y Japón fue amañado por la FIFA y la selección surcoreana llegaba a semifinales del torneo después de que sus enfrentamientos contra Italia, en octavos de final, y España, en cuartos, fueran "intervenidos" por la organización. Aunque no deja de ser doloroso, resulta curioso que tenga que ser la justicia de un país donde el fútbol no se llama ni fútbol, la que venga a confirmarnos un hecho que todos los españoles ya sabíamos.