Helsinki es una de las ciudades más caras para vivir en Europa, por lo que con una simple visita turística será suficiente tacharla de nuestro mapa de "lugares por visitar antes de morir". Pero, ¡cuidado! porque vaya tela de capital...

Tras visitar la 'apagada' capital lituana de Vilnius, la animada y viva capital letona de Riga; y la capital estonia de Tallin que parece proceder de los cuentos de los Hermanos Grimm, ante mis ojos apareció una capital finesa gris, apagada, fría y 'anti-turística'. ¿Cómo es posible que hasta la gente local confirme a un turista (en este caso yo) que su ciudad es aburrida y desastrosa en términos del Turismo?

Lo primero que hay que saber acerca de esta muchedumbre finlandesa es que son muy, pero que muy cerrados. A la más mínima que les ofrezcas una sonrisa se sonrojan y empiezan a mirar hacia los escaparates de las tiendas que están adornados con precios de rascacielos. Si por cualquier casual te paras un momento y dejas de utilizar todos tus sentidos excepto tu oído, verás que el silencio que te encontrarás es un tanto parecido como estar en un pueblo islandés. Nadie habla. Todo el mundo tiene los ojos conectados a su pantalla, y ¡sin cable!.

Sin embargo, cabe destacar que los finlandeses tienes unas curiosidades que los caracterizan como nación. Pero nadie ha dicho que éstas vayan a ser positivas.

Primero, Finlandia es el mayor consumidor de café a nivel mundial, pero su café tiene el sabor a coca cola precalentada mezclada con agua. Segundo, su clima es horripilante. Os invito a ir a la Plaza del Mercado de Helsinki para 'saborear' la frialdad procedente del golfo de Finlandia. ¡Te quedas como Jack Nicholson en el final de la película "El resplandor" (1980).

Ni guantes, ni gorro, ni abrigo tipo "snowboarding" os salvarán de la frescura.

En tercer lugar, hay que subrayar que los finlandeses no son nada parecidos a los noruegos o suecos, sino a los rusos. Pensé que esta gente sería más parecida a los vikingos que a los gulags, pero estaba equivocado. Una rusa que trabajaba en la típica tienda de souvenirs me contó la historia de Alejandro I de Rusia, la dominación rusa en el país y la 'finlandización'.

De esta manera, comprendemos que el pasado del país y de Helsinki no fue nada colorido, y puede ser que, en efecto, este hecho sea la causa principal de que los locales sean como son de fríos. Puede que ganen los sueldos más altos de Europa y es posible que vistan en trajes de boda y de marca por las calles, pero su infelicidad se ve reflejada en sus caras rubias y en sus ojos claros. Lo material no te hace más feliz que lo sentimental. Eso es incuestionable. Además de esto, su clima, historia, frialdad, desinterés y verguenza no mejorarán su estado anímico.

Así, me pregunto yo ¿cómo es posible que Helsinki se sitúe en 8º lugar en el ranking general de las mejores ciudades para vivir a nivel mundial según el Economist Intelligence Unit, al igual que la mejor ciudad para vivir y desarrollarse en el mundo entero por la revista Monocle?

Seguro que los fineses con sus sueldos altos han soltado eurillos por debajo de la mesa para que unas cuantas líneas positivas aparezcan a su favor en dichos medios, pero lo que en realidad están haciendo con eso es apartar más a los turistas de su mundo de distopía en el que están viviendo. Su vida en Helsinki es indudablemente desventurada. Dicha vida se ve reflejada en su oferta turística y créanme, ésta no es nada atrayente.