Como viene siendo costumbre, el Papa se dirige a los embajadores acreditados ante la Santa Sede a inicios de año. En tal reunión se intercambian mensajes, se presentan las credenciales de los nuevos representantes y se repasa algún tema de actualidad. También se recuerda la identidad de la función de cada quien, marcando las posibilidades fructíferas que surgen de la mutua cooperación. Este año se presentaron nuevos embajadores y se recordó el fin de la Gran Guerra (I Guerra Mundial), los esfuerzos por construir una sociedad de naciones, la lucha por la paz y los Derechos Humanos.

Un encuentro cordial

La recepción tuvo lugar en la llamada Sala Regia. Diversas fotografías y el vídeo íntegro de la reunión están colgados en la página web del Vaticano. Este servicio documental se lleva adelante desde hace unos años, permitiendo asistir a diversos actos, muchas veces, en directo. Otras, en diferido, pero con profusión de material. La misma web vaticana es una de las páginas decanas de internet y sus documentos van ampliándose con el paso del tiempo. Casi todo lo referido a los últimos Papas puede encontrarse traducido al español.

En el encuentro de este año presentó sus credenciales el señor embajador de la República de la Unión de Myanmar, con la que se iniciaron relaciones bilaterales en mayo de 2017.

A finales del pasado año les visitó en persona, durante un Viaje Pastoral. El Papa saludó, prontamente, al resto de colegas, tanto los establecidos en Roma como los que llegaron de fuera.

A todos les agradeció la presencia y el esfuerzo por mejorar las relaciones entre las naciones. Les recordó que la Santa Sede pretende la promoción del bien común y la búsqueda de un estado lo mejor posible para las personas, material y espiritualmente.

Las advertencias de las Grandes Guerras

2018 es el año aniversario del fin de la I Guerra Mundial. De sus horrores y de los ejemplos de humanidad, el Papa Francisco extrajo dos advertencias: la primera, que ganar no es lo mismo que humillar al vencido; la segunda, que la paz se consolida cuando las naciones se interpelan en un clima de igualdad.

A continuación reflexionó sobre la necesidad de reconocer la dignidad y la esencial igualdad de personas y naciones, además de la necesidad de relaciones basadas en la verdad, la justicia, la libertad y la caridad.

Los Derechos Humanos

Estará, también, de aniversario, la asunción de los Derechos Humanos por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Francisco resaltó que la Iglesia habla de ellos desde una perspectiva teológica: la que reconoce a la persona humana como imagen de las divinas.

Una mirada, a la historia y a la actualidad, ofrece la penosa imagen de unos Derechos todavía pisoteados en múltiples ocasiones y de una mirada reduccionista sobre los mismos. Mas no son todo sombras en esta mirada, pues se denota el esfuerzo común de hombres y mujeres por un mundo mejor, más humano, consciente de su grandeza, pero también de su fragilidad.

Luces y sombras fueron coronadas por un reto: Francisco desea que personas y naciones aúnen fuerzas para construir ese mundo tal como lo hicieron los constructores de catedrales medievales. La mirada fija en el final de la obra, pero el corazón tranquilo ante los problemas que se presenten en el camino. Incluso, conscientes de que podríamos no ver la finalización. Ello no quita para continuar arrimando el hombro.