Corrían los primeros fascículos de los años noventa. Mi madre, entró en una tienda de lanas a pedir lo propio para hacerme un canesú. Ella que siempre ha sido muy feminista (un beso desde aquí mamá) le pidió a la dependienta, después de una prosaica charla, un vellón violeta para el traje de la criatura que acababa de parir.

- ¡No! - le espetó la empleada - O rosa para las niñas o azul para los niños pero violeta no puede ser.

El color, sin tener culpa de nada, había quedado excluido del pantone para la vestimenta natal. Seguramente, la mujer que regentaba la tienda, quería evitar el caos social provocado por un bebé que circulara en su carrito y cuyo género no pudiese ser identificado a simple vista.

Si conocieseis a mi madre sabríais que se fue de la tienda pero encontró la lana violeta en otro lado y así me pasee, como bebé feminista, por las calles de Ourense en la última década del milenio.

¿Pero qué tiene que ver mi madre con la nueva campaña del Ayuntamiento de Madrid?

En esta edición que os traigo para dummies, los personajes se distribuyen del siguiente modo.

Mi madre es el Ayuntamiento de Madrid, que con sus políticas de género y diversidad, quiere acabar con la sistemática polaridad de los juguetes infantiles. Esta división de la diversión por géneros no limita simplemente, sino que perpetúa un sistema heteropatriarcal donde las opciones se ven muy acotadas: ellos a conducir camiones y nosotras a planchar la ropa.

La dependienta vendría a ser la sacudida mediática de anuncios y catálogos de juguetes navideños sin perspectiva de género y la mentalidad arcaica de los cuñados de turno que siguen pensando que el rosa para hombre es de gay.

¿Qué propone el Ayuntamiento de Madrid para derrocar la dictadura de los juguetes sexistas?

De primeras han lanzado un manifiesto con cinco simples puntos que promulga la libertad de la imaginación y rompe con el mito de los colores; además de un vídeo que es tan monono que me ha hecho llorar un poquito esta mañana.

En el último de los puntos del manifiesto, Jugaremos con todo hoy para ser todo lo que queremos mañana, se abre la puerta a una sociedad más igualitaria de la que conocemos hoy en día.

Juzgar a los niños por el modo en que juegan o a los instrumentos que usan para ello, acarrea una gran limitación en el desarrollo posterior de la persona y su perspectiva de realizase en el futuro.

Imagínate que a Ferran Adrià le hubiera dicho su padre: ¡Para de jugar con las cocinitas de tu hermana que eso es solo para mujeres! Pues Penélope Cruz no hubiese podido comer en exclusiva en El Bulli con Javier Bardem y familia. Una verdadera lástima.

Como decía mi profesor de Biología del instituto: todo en esta vida es educación y la educación, en navidad, empieza por un juguete.