Hace una semana, durante la madrugada del sábado, y cuando nada hacía prever que el tema de conversación de los siguientes días no fuera otro que Cataluña, una muerte en circunstancia muy extrañas abrió uno de los últimos bastiones que ese conflicto podía acarrear, matar.

Victor, vecino de Zaragoza no era la primera vez que lucía tirantes con el diseño de la bandera española, tampoco era el único accesorio nacional que utilizaba como muestra de sus ideas políticas. Algunos aseguran que Víctor era admirador de la falange y pertenecía a grupos radicales de ultraderecha.

Lo cierto, es que ese viernes, tuvo la mala suerte de cruzarse con uno de los antisistemas más fichados por las fuerzas de seguridad, rodrigo lanza. Conocido por pertenecer a un movimiento okupa y haber cumplido una condena penal por dejar tetrapléjico a un agente que intentaba desalojar el edificio que él y otros amigos tenían tomado.

Así como qué sucedió verdaderamente el pasado viernes con Víctor Lainez. La víctima de 55 años, llevaba puestos unos tirantes con la bandera española, otras veces había utilizado prendedores y apliques de la insignia nacional.

Las versiones las versiones de la defensa y la del resto de testigos presentes en el lugar se contradicen. Por un lado, Lanza asegura que no conocía, ni había visto previamente a Lainez y que, cuando se disponía a dejar el bar, la víctima se le abalanzó por detrás con un cuchillo o navaja.

Lainez, según su testimonio, solo intentó quitárselo de encima forcejeando y con algún otro empujón.

Sin embargo, la autopsia al cuerpo de Víctor Lainez revela que la víctima no tenía signos de defensa y que (según algunas fuentes) el golpe mortal habría sido asestado por detrás. De ahí la imposibilidad de defensa.

Algunos testigo, entre los que se encuentran amigos y compañeros de esa noche del sospechoso, han declarado que el grupo de amigos con el que se encontraba Rodrigo Lanza, sí habían visto a Lainez y a habían comentado sobre sus tirantes.

A diferencia de lo declarado por Lanza, éste se acerca por detrás a la víctima y lo ataca. Algunos presentes creen que con un elemento contundente, como una barra de hierro, pero no pueden precisar de qué objeto se trata.

Ciutat Morta un documental revelador

Tras dejar la prisión, Rodrigo Lanza se mudó a Zaragoza, ciudad en la que ocurrieron los hechos que ahora se le imputan.

Sin embargo, años atrás, participó del documental Ciutat Morta, emitido por TVE y de producción independiente.

En el puede verse a un Lanza que habla pausado y pareciera tener bien meditado todo su discurso. ¿Por que sorprende? Porque en su relato, Lanza asegura que desea vengarse. No sabe cómo, ni dónde, ni cuándo, pero está seguro de que lo hará.

En la cinta se hace hincapié en la muerte de una de las amigas de Lanza, en una de las salidas de prisión y compañera del movimiento okupa, que tras quedar en prisión se quitó la vida estando encarcelada. En el documental, Lanza declara que ja no cree en la justicia, y que lejos de apaciguar su carácter, la cárcel le generó un sentimiento de resentimiento y necesidad de vengar los hechos en los que se vio envueltos.

Según su opinión, el racismo, fue uno de los motivos por los que lo condenaron en el 2006.

Cabe destacar que un film en el que no han tenido cabida las otras voces, ni los vecinos ni los agentes que intervinieron en el desalojo del 2006, donde un Guardia Urbano quedó tetraplejico.

Algunos de los aportes económicos con los que se subvencionó ese material, tienen sugerentes mecenas. Un de ellas sería la actual alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, hechos por los que el Gobierno Nacional le ha pedido explicaciones.