Higo llega puntal a la entrevista, con un libro en la mano y el estuche de las gafas. Se presenta con una sonrisa y enseguida toma asiento y pide un café.

Las personas altamente sensibles, son susceptibles a la cafeína, entre otras cosas. La Asociación de Personas con Alta Sensibilidad de España (APASE) señala que alguien tiene esta característica cuando cumple cuatro requisitos. No puede faltar ninguno, es cuatro o nada.

En primer lugar, el procesamiento de la información es intenso y profundo, las personas con esta condición, no quedan inmunes ante los hechos de la vida, por simples o sencillos que parezcan.

El segundo punto es las consecuencias que esa información produce en ella. Es frecuente que se sientan sobreestimulados y saturados de contenido. Las empatía y la emocionalidad es otra de los puntos que destacan en la forma de ser de alguien altamente sensible. Por último, la vida se entiende con mucha emoción, desde la sensibilidad. No solo los cinco sentidos, el entorno también repercute en el ánimo de ellos.

Hugo agradece su café al camarero, "hay temporadas en as que no tomo nada de cafeína y otras en las que, aunque no me hace del todo bien, tomo uno o dos cafés al día." Tiene más de 50 años, no le gusta decir su edad, pese a que no tiene reparos en hablar de su vida. Hace 15 años, dejo todo lo que hacía de lado y se embarcó "en la aventura de conocerme y ser libre".

Antes de ese cambio radical, trabaja como realizador en un canal de televisión y soñaba con escribir en sus ratos libres. No obstante, aunque no puede precisar que fue exactamente, un día renunció al empleo y antes de llevar un mes en como desempleado puso en alquiler su piso y compró una caravana.

"Siempre quise vivir en la playa", cuenta con la sonrisa nostálgica de quién a dejada su casa/coche en Valencia.

Allí se mudó, con el ordenador y algunos libros. Es cierto que su vida parece hippie, bohemia y libre, pero antes de reconocerse como una persona altamente sensible, Hugo sintió que "la sociedad pesaba" sobre él.

"Yo no participaba de ciertos patrones sociales, cuando lo hacía me sentía incómodo o desubicado. Mi familia es especial, supongo que todas las personas altamente sensibles dirán lo mismo.

Nos queremos, pero no nos entendemos y eso a mi me genera mucho dolor. Vivir en una caravana me permite sentirme libre y no estar tan vulnerable a ciertos comentarios".

Escribe, pero no tanto como quisiera, se ha aficionado a la guitarra y la pintura. Durante el invierno, cuando el clima es más hostil, aprovecha para tomar clases de música o arte.

"El amor lo llevo mal", cuenta ruborizado. No es algo extraño con las personas con esta característica. Se implican con los sentimientos a flor de piel, aman profundamente y suelen sentir que no son correspondidos de igual manera.

La alta sensibilidad no es rasgo que esté muy conocido dentro del análisis psicológico. "A mi el grupo me hace bien, me ayuda a conocer gente parecida a mi.

Me he sentido un bicho raro durante mucho tiempo, era el sensible de la familia. Pero ser sensible era una característica que parecía molestar, bastante".

El grupo del que Hugo habla, es que surge desde las redes sociales para comentar distintos aspectos. Es una comunidad sin fines de lucro que pretende "estar en contacto". Suelen reunirse una vez al mes, los hay en varias ciudades del país.

Pese a lo que resta por conocerse de la alta sensibilidad, quienes más han profundizado en ella, sostienen que es un rasgo hereditario, que se da tanto en hombres como en mujeres.

Es frecuente en artistas y en personas que gustan de estar rodeados de armonía y belleza, se estima que de cada 10 personas, 3 son altamente sensibles.