José tiene 33 años, trabaja como camarero desde que tenía 20. Ha vivido en Madrid y gran parte de la zona aledaña, siempre priorizando que el trabajo le quedara cerca de casa.

Ya no le gusta lo que hace, lo cuenta con una mezcla de frustración y nostalgia. Antes, según cuenta, ganaba más. No solo es el dinero lo que ha mermado en el oficio, la precariedad laboral se ha cebado con el sector de la hostelería.

José trabaja una media de 11 horas al día, su contrato es de 40 horas semanales. Libra un solo día a la semana, ha llegado a trabajar 45 horas semanales y descansar 2 días.

Su sueldo es de 1.100 euros y un bote semanal de 20 o 30, según el mes.

La varices le recorren las piernas, así que cuando se detiene para hablar, las mueve para evitar calambres. Algo bueno tiene este puesto, queda a dos minutos andando de su casa.

José, es un rara avis dentro del sector, no por su queja o por su malestar, sino porque según los últimos datos recogidos por Turijobs, el 16 % de los camareros lleva más de 10 años en el sector. Solo el 32 % de los camareros españoles tiene más de 5 años de experiencia. A los hosteleros les cuesta encontrar personal especializado tanto como mantenerlo.

Aunque poco han hecho hasta el momento para cambiar las condiciones laborales de sus empleados.

Las páginas especializadas en puestos de trabajo ofertan esta vacante a diario, la respuesta es inmediata, pero a la hora de la verdad, pocos resisten.

De los 1.200 que suele publicarse en el anuncio, hay que descontar que ciertos establecimientos solo hacen contratos de media jornada, por 50 horas semanales trabajadas. Un engaño, en el que muchos interesados caen, sin tener en cuenta lo que ello significa.

La precariedad laboral no está reñida con el lujo o las estrellas del lugar. En pleno centro de Madrid, en uno de los bares donde los turistas mejor avenidos pueden disfrutar de la Puerta de Alcalá, ofrecen contratos de media jornada por mucho más que 5 horas diarias. "El bote recompensa", suelen argumentar los encargadas de contratar personal a los nuevos empleados.

Si un camarero tiene suerte, trabajará 10 horas seguidas, pero la gran mayoría de ellos reparten su tiempo de trabajo en 5 horas en lo que se llama horario de mañana (entre las 12 y las 17 horas) y luego 5 o 6 por la tarde noche (de 20 al cierre).

La primavera y el verano, son crueles, las terrazas y el buen clima, el descanso de muchos, significa que los camareros del turno noche, trabajan más horas por el mismo sueldo. El promedio de propinas ronda los 120 euros mensuales.

José intenta buscar otro Empleo, pero la falta de estudios hace que no sepa muy bien hacía donde ir. Tampoco tiene esperanzas de que un nuevo trabajo en otro sector lo ayude a progresar. Paradojicamente, antes nadie quería ser cajero en un supermercado, pero "al menos están sentados" dice José con sus piernas doloridas.

La crisis ha dejado un sector, el primero en recuperarse, con una grieta contractual, empleados a los que la ley protege, pero sus jefes estafan.

Según los datos vertidos por Turijobs, la franja de edad de los camareros españoles ronda entre los 24 y los 35 años. Las extensas jornadas laborales así lo demuestran, ya nadie quiere ser camarero. Al igual que ocurre con las camareras de piso en los hoteles, la cantidad de trabajo que supone la época estival, no repercute en sus salarios, ni en sus descansos.

Imprescindible saber idioma o ser señorita

Parece que a los hombres les gusta más una camarera que un muchacho y esto va asociado a lo que consume. Así lo sostiene el encargado de un bar en la zona de Chamberí.

Un requisito cada vez mas demandado es tener conocimiento de idiomas, preferentemente inglés.

Por si fuera poco, los contratos mas frecuentes son temporales, renovables cada 3 meses, o 1 año a prueba.