Para solventar un problema primero hay que identificarlo. Admitamos desde ya que no vivimos en un mundo de facilidades. ¿Dónde nos encontramos y hacia dónde nos dirigimos? Nuestro contexto es machista y es probable que quien lo niegue rechace asimismo su condición de machista, lo cual es realmente preocupante. Ahora que ya te has levantado de la sala de espera toca asimilarlo: eres machista, como tus padres y tus hijos. Pero tranquilo: puedes ser menos machista mañana si pones de tu parte.

"Yes, i'm feminist". Es lo que se puede leer en el estampado de una camiseta de una de las principales líneas de moda

Ya uno debe dejar de lado los escepticismos y las presunciones absurdas. Hemos avanzado, pero desde este lugar todavía se aprecia el atisbo del futuro negro que nos aguarda. Esta situación de desigualdad se combate con feminismo, con la esperanza y el anhelo de un contexto más igualitario en el que no queden cabos sueltos que lazar. Saltan las alarmas cuando el remedio se convierte en la enfermedad y una doctrina ideológica se convierte en una moda. "Yes, i'm feminist". Es lo que se puede leer en el estampado de una camiseta de una de las principales líneas de moda. Intranquiliza que una doctrina ideológica pueda llegar a ser algo totalmente prescindible, extrínseco y desechable.

La mercantilización de las ideologías es peligrosa: las ideas no deberían de ser etiquetas, ni mucho menos tener un precio.

Nadie debería ser "feminista porque sí"

El feminismo es necesario, pero no olvidemos que tampoco es una religión monoteísta. No conseguimos nada a base de imposiciones. Nadie debería ser "feminista porque sí", quien tiene una forma de pensar determinada debe poseer unos argumentos sobre los que asentar sus pensamientos.

De lo contrario perderá toda credibilidad, así como también la capacidad para convencer a los demás de la validez de sus ideas. Es totalmente imprescindible que las personas alcen sus pasos en pos de una cultura más igualitaria y purificada, que razonen y se replanteen todos aquellos aspectos sociales que no encajen.

A más de uno le incomodaría entrar en una tienda de ropa y encontrar una camiseta con un estampado en el que pusiese: "Sí, soy machista".

Pocos la comprarían, pero es exactamente lo mismo, y quizás mucho más adecuada a la realidad. Volviendo al inicio, ser machista no es algo de lo que enorgullecerse. Ser feminista tampoco, puesto que el feminismo existe porque el Machismo siempre ha estado ahí. No confundamos términos. ¿Eres feminista? Reconoce primero el machismo, no sólo fuera de ti.