La revista Forbes llamó al presidente de Rusia “el hombre más poderoso del mundo” durante los tres últimos años consecutivos e indudablemente es así. Su poder dentro del país es ilimitado y su política exterior influye en los procesos internacionales y afecta a otros países, especialmente, los vecinos de Rusia.

Pero el hombre más poderoso del mundo tiene miedo. El mismo miedo que experimentan todos los dictadores, tiranos y gobernantes autoritarios que poseen una monstruosa concentración de poder, el dinero y la propiedad. En el caso de Putin, igual que fue con Stalin, ese miedo irracional se convierte en una paranoia.

Como ha dicho Ángela Merkel, Putin vive en un mundo paralelo, un mundo lleno de “enemigos” que le rodean y amenazan, tanto desde fuera como dentro de su propio país.

Putin teme ser envenenado. Tiene su propio cocinero de confianza, su viejo amigo al que ha hecho millonario como a muchos más de su círculo de amistades y el que financia la “fábrica de trolles del Kremlin”. En los viajes toda la comida de Putin se prueba por una persona antes de servirla al mandatario. En los actos oficiales le traen su propia agua embotellada o si está en un vaso, el vaso está tapado.

Es secretismo extremo sobre su vida se extiende también a su familia. Desde que se divorció de Lyudmila Putina en 2011 su nombre ha sido borrado de las páginas oficiales del Kremlin y ella desapareció por completo alimentando rumores sobre su destino.

Decían incluso que se convirtió en una monja. Las dos hijas de Putin no llevan su apellido y nadie sabe exactamente dónde viven.

Actualmente Vladimir Putin se traslada en una versión alargada del Mercedes S600 Pullman Guardia blindado, cuyo precio, de la versión base, asciende a 1.625 millones de dólares. Se sabe que el vehículo de Putin tiene armadura de acero de 60 mm de espesor, cada puerta pesa alrededor de 100 kg, y la parte inferior puede resistir una explosión de minas antitanque.

El tanque de gasolina también está blindado y proporcionado de un sistema de extinción de incendios. Además, "el portaputin" está equipado con neumáticos especiales, en los que es capaz de viajar hasta 100 km a 100 km/h siendo disparados. Para el caso de un ataque químico en el coche de Putin hay un sistema totalmente autónomo de la circulación del aire.

Parece que no puede haber un coche más seguro y sofisticado, sin embargo Putin ordenó a crear un prototipo propio que, junto con 2 coches de escolta, costará a los contribuyentes rusos más de 100 millones de dólares. ¿Por qué? Porque el presidente ruso no confía en un vehículo fabricado en el país miembro de la OTAN! También, temiendo a los “partisanos ucranianos” ordenó a talar todo el bosque alrededor de su residencia.

Hace poco tiempo el hombre más poderoso ha creado la Guardia Nacional que cuenta con un medio millón de militares altamente preparados que están a la orden del presidente personalmente. El “zar” de Rusia tiene miedo de que la situación catastrófica del país lleve a una​ rebelión popular masiva y violenta, y él mismo repita el destino de Ceaușescu, Husein y Gadafi.

Pero más de todo Putin teme a su propio entorno, convirtiéndose en un rehén del sistema oligárquico-criminal que él mismo había creado. Un sistema donde la Policía teme a la Fiscalía, los fiscales temen al Comité de Investigación, el Comité teme a FSB, la FSB teme a Ramzan Kadyrov, Kadyrov teme a Putin y Putin tiene miedo de todos.