La tímidez en los más pequeños de la casa puede convertirse en un problema que les haga mucho más díficil socializar y poder llegar a entablar amistad con otros niños.

La tímidez puede llegar a condicionar la calidad de la vida de los niños

La tímidez va a depender de cómo se asuma esta característica de la personalidad del menor y cómo se afronte el posible problema. Es cierto que la timidez es algo normal en la infancia pero acaba desapareciendo con la experiencia que se van viviendo a lo largo de la vida y el paso de los años.

Y, por supuesto, el papel de los miembros de la familia y de su círculo es fundamental a la hora de hacer frente a los miedos y que los niños puedan ganar confianza y más seguridad en sí mismos para que la timidez no acabe siendo un problema.

En España, se sospecha (ya que no hay estudios serios oficiales sobre el tema) de que un 10% de los menores de edad sufren el problema de la timidez y acaban retrotrayendóse, lo que provoca problemas serios de socialización, problemas a la hora de tener amigos o de ser capaces de ser felices.

Se dice que hay un problema de timidez cuando esta cualidad limita las potenciales cualidades del niño y lo acabe incapacitando, que haga que se sienta incómodo ante situaciones sociales nuevas y pueda provocar serios problemas de ansiedad, aislamiento y evitar al grupo.

Y, si es muy grave, el niño tiene que asistir a sesiones de ayuda con psicólogos o psiquiatras infantiles que posean formación en psicoterapia.

Por desgracia, en muchos casos, los familiares pueden agravar el problema de la timidez de los más pequeños e irá relacionándose con una serie de problemas de seguridad, autoestima y confianza.

Por lo que, lo más recomendable es no forzar al menor a la hora de hacer nuevos amigos, ni repetirle todo el tiempo que es tímido o si es aburrido.

En el caso de un exceso de autoritarismo o sobreprotección, la timidez se acentúa en la adolescencia provocando serios problemas en las habilidades de comunicación del menor.

No hay que darle mucha importancia al problema, jamás hay que presionar al niño, hay que escucharle, tener paciencia con él/ella y mostrarle el camino para socializarse de la manera más natural posible.

Los profesores también deben tener cuidado, ya que, los niños tímidos suelen ser más proclives a ser víctimas de acoso escolar, ya que son víctimas perfectas: no tienen a ningún amigo a quién contarle lo que están viviendo.