En Madrid, podemos ver una interesante (y, muy recomendable) exhibición sobre Harry houdini, en el Espacio Telefónica, en plena Gran Vía. Hasta el 28 de Mayo, de 10 a 20 horas; y, puede ser un buen momento para recordar a una de las figuras más interesantes, y misteriosas, de la historia.

Erich Weiss, que era su nombre real, provenía de una familia judía que se había trasladado a Estados Unidos, cuando él sólo tenía cuatro años de edad, ya que su padre fue nombrado rabino de la nueva congregación. Desde muy pequeño, Erich tuvo que trabajar en todo tipo de empleos.

Pero, a los 8 años de edad, su vida cambió por completo: su padre le llevó a conocer al Dr. Lynn, un mago errante, y el niño se quedó tan sorprendido, y le llamó tanto la atención el mundo de la Magia y la actuación, que decidió que esa sería su vida.

De adolescente, pasó una temporada trabajando en circos ambulantes. Ya, con 13 años, volvió con su familia, se dedicó a estudiar magia y realizaba mucho ejercicio (sobre todo, natación y atletismo; lo que le permitió tener unas capacidades deportivas sobresalientes). Hay que recordar que gracias a su resistencia física, era capaz de realizar escapismos imposibles. También, era un gran conocedor de la historia de la magia y era un importante coleccionista de libros especializados sobre el tema.

Y, un hecho que muy pocas personas que conocen: cuando falleció su madre, al descubrir que había personas que ganaban dinero asegurando que eran capaces de comunicarse con los muertos; decidió que dedicaría su vida a enmascarar a los supuestos "mediums", anunciar sus trucos y publicó numerosos artículos en revistas sobre lo que llamaba "psicología del engaño".Para él, la magia era un espectáculo y no creía en el espiritismo.

Pasó a la historia, gracias a ser capaz de librarse de cajas fuertes, que eran lanzadas al mar; de camisas de fuerza, mientras estaba colgado cabeza abajo, entre dos rascacielos... ¿Sabías que creó un código, para su mujer, y se lo comunicaría cuando falleciera? Así, quería demostra que los espiritistas eran unos estafadores. Ningún medium fue capaz de descubrir el código.