Hacer las tareas domésticas es un hábito con indudables ventajas porque enseña a los niños y jóvenes a ir asimilando el sentido de la responsabilidad, les ayuda en el proceso de maduración y favorece el clima familiar en la medida que permite a los más pequeños de la casa sentirse válidos y útiles. Por eso, es conveniente que los niños colaboren en los trabajos del hogar tan pronto como sea posible.

En primer lugar, incorporar a los hijos en las labores familiares es un modo de prepararles para la vida, especialmente cuando crezcan y se encuentren lejos del hogar y alejados de la protección y el apoyo de los padres.

Si un joven es capaz de valerse por sí mismo, no solo habrá ganado en autonomía, sino que habrá contribuido a la tranquilidad de sus padres que verán él a una persona competente para desenvolverse frente a la adversidad.

En segundo lugar, asignar y repartir estas labores desde edades tempranas permite desarrollar en los niños el sentido de la disciplina, algo que necesitarán en su vida adulta. Los niños deberían preocuparse de tener su cuarto ordenado y limpio, hacer su cama, poner y levantar la mesa y fregar. De ese modo, los padres concentrarían sus energías en otros trabajos más especializados como cocinar, planchar u organizar las compras de la semana. Evidentemente, a estas labores podrían ir añadiéndose con el tiempo otras como limpiar el calzado o retirar la basura, de tal manera que, cuando los hijos sean ya adolescentes, el hogar sea cometido de todos.

Finalmente, es una realidad que la participación de los niños en casa les hace sentirse válidos y orgullosos de contribuir a crear un buen clima familiar, lo que, además de fomentarles la autoestima, permite estrechar la relación entre padres e hijos.

En conclusión, implicar a los niños en las tareas domésticas es fundamental para su desarrollo como personas y su integración social cuando sean adultos. Adecuar esas tareas a cada edad es función de los padres, que deben hacer entender a sus retoños que no son seres aislados ni seres privilegiados a los que todo les venga hecho.