Las asociaciones que ayudan a menores y familias de Niños y jóvenes transexuales en España han ido cobrando fuerza los últimos años. Desde entidades de lucha y movimientos LGBT hasta pequeñas organizaciones familiares.

María, que prefiere no dar su verdadero nombre, es madre de un niño de 7 años. El pequeño nació con genitales femeninos, pero con el correr del tiempo (poco) iba identificándose con juguetes y ropa de su hermana mayor.

María cree, por lo que ha investigado, que son más de 600 familias las que, de alguna manera, se han movilizado o manifestado para pedir cambios respecto a la identidad de género en el país.

Lo cierto es que no hay datos oficiales, como suele pasar en otros casos, no todos los niños han identificado su identidad sexual o lo han declarado.

Para algunos psicólogos, la identidad sexual de una persona, es decir la orientación de género que un ser humano elige indiferentemente del sexo con el que haya nacido, se define en los primeros años de vida. Otros especiales creen que se desarrolla hasta la adolescencia. Cabe destacar que es un proceso individual y particular.

Hace apenas unas semanas, los Boys Scout de Estados Unidos han hecho público un comunicado en el que informaban sobre la aceptación de menores transexuales en sus filas. Aunque el aviso parezca extraño, meses antes habían echado a un niño de 8 años por su condición de transexual.

Hasta no hace poco, la misma institución no admitía profesores homosexuales, medida que también ha sido modificada.

Este hecho tiene un alcance muy significativo. “Es una forma de normalizar esta situación. Uno de los peores problemas con los que se enfrentan los niños y jóvenes transexuales es la discriminación”, comenta María.

“Que los Boys Scout abran sus puertas a la diversidad, por decirlo de alguna manera, motiva a que otros establecimientos también lo hagan.”

Los Boys Scout, como colegios, centros de salud e infinidad de instituciones, inscriben a las personas según el sexo asignado por el DNI. Si bien la legislación española ha comenzado a proveer de nuevo documento a jóvenes transexuales, el proceso de tramitación y aprobación es largo y no todos los niños que han definido su condición sexual lo tienen.

María ha contactado con algunos organismos de asesoramiento y apoyo a niños y jóvenes transexuales, pero “al final siempre había algo que no me gustaba. He tomado algunas ideas, pero no todas. No se trata de combatir pensamientos, sino de dar visibilidad a la transexualidad. En este camino me he encontrado con mucha gente que está a favor de la diversidad, que quiere transformar la realidad de los menores y los adultos transexuales, hacer que su día a día sea como el de cualquier otro. Pero también hay personas que solo quieren abrir fuegos, dar peleas, para mi esa es una forma de demostrar su frustración, su malestar por lo que les toca vivir. No creo que sea la manera de ayudar a nuestros hijos.

También me he cruzado con gente muy cerrada, que quiere controlarlo todo, la manera en la que nos referimos al tema, cómo lo hacemos y qué decimos. Yo escucho a mi hijo, hablamos mucho, poco a poco hemos ido incorporando un lenguaje no sexista, no creo en la educación como imposición.”