Dos niños pequeños hablando:

- Te quiero.

- ¿Me quieres como los adultos?

- No, yo te quiero de verdad.

Estamos acostumbrados a decir te quiero con una facilidad pasmosa y eso ha hecho que el sentido de la palabra pierda "valor" sobre todo para algunas personas y/u ocasiones. Un Te Quiero es una palabra no solo compuesta por ocho letras que se puede decir como si nada, es una palabra que depende de cómo, cuándo, dónde y a quién se la digamos crea un impacto que a veces nos marca de por vida. Aunque nosotros la utilicemos de un modo " cariñoso" o "cercano" con la otra persona, para algunos tiene el poder de: mover el mundo, de ilusionar corazones, de alegrar vidas, de entusiasmar almas, de cegar momentos y situaciones.

Lo que conlleva decirle a otra persona Te Quiero significa mucho, significa todo, y es por ello que tenemos que tener cuidado a la hora de decirlo. No podemos "escupirlo" como quien dice hola por la calle a un desconocido que te cruzas y saludas por "simple educación". A la hora de decirlo, da igual si es por Amor o por amistad, hay que sentirlo, tiene que salir de dentro, del corazón, tiene que ser una sensación real, que cuando lo digas tu corazón esté acelerado y nervioso, que sientas que necesitas que la otra persona lo sepa y, es más, que transmita al ser dicho y al ser oído por el receptor, que si a esa persona le pasara algo, que si nos faltara, se nos "caería el mundo encima".

El poder de un Te Quiero es un poder tan grande que "no cabe" en las manos del ser humano y que a veces incluso queda enorme en los labios de quienes no saben utilizarlo como es debido.

Al igual que un Te Quiero dicho con el corazón puede "revivir" al más triste y apagado ser humano y devolverle las ganas de seguir, amar y luchar, puede en caso contrario, apagar un corazón que latía intensa y sinceramente, crear desconfianza y un largo etcétera. Es por ello que tenemos que ser consecuentes con nuestros te quiero y no ir diciéndolos sin sentido ni sentimiento.

No se puede "jugar" con el valor de un Te Quiero para conseguir algo o a alguien y destrozar con ello un corazón, un sentimiento y la magia que desprende su sonido al ser pronunciado cuando es verdad, si lo que realmente sentimos al decirlo, si lo que con ello queremos alcanzar no es verdadero amor.