Fueron 6 años de tensión y preocupación para la Casa Real y este jueves ha quedado zanjada, al menos, la primera parte. Iñaki Urdangarín ha llegado a Palma de Mallorca directamente desde Ginebra. La Infanta Cristina aguardaba la noticia en Barcelona, ciudad a la que mensualmente viaja por trabajo.

Lo cierto es que la sentencia ha favorecido a Diego Torrres, ex socio del marido de la Infanta y más aún a este. Cuando los días previos se especulaba sobre las posibilidades de la sentencia, los más benévolos sostenían que, en el mejor de los casos, ambos entregarían sus pasaportes y pagarían una suculenta fianza para evitar la cárcel.

La otro opción era que ambos ingresaran directamente a prisión y allí esperasen el fallo del Tribunal Supremo. Pedro Horrach, Fiscal Anticorrupción de la causa, lo había dejado entrever horas antes de la vistilla, podría pedir la prisión eludible para ambos.

El auto dictado este jueves determina que tanto Torres como Urdangarín tienen un suficiente arraigo social en el país como para intentar fugarse.