No es la primera vez que trabajan juntos. La psicoterapeuta Clara Estévez Deltell, el docente Daniel Gómez Figueiró y la educadora Marta Fernández Rodríguez-Puime ya habían desarrollado diferentes actividades en campamentos de verano a lo largo de los últimos 10 años. Durante ese tiempo, en la mente de los tres ya rondaba la idea de comenzar un proyecto como Funámbulos, un servicio de psicoterapia y apoyo escolar dirigido a niños y adolescentes con distintas necesidades en los ámbitos personal y educativo, con sede en la ciudad de Vigo.

La educación no sólo son notas

La compleja situación del mercado laboral les animó a comenzar el pasado mes de octubre un camino que tiene como principal objetivo ayudar a esas personas a la hora de cubrir una serie de necesidades. “Veíamos que tanto en la escuela como en casa, existía una carencia en la educación al otorgarse una importancia suprema tanto a las notas como a los conceptos de las asignaturas”, apunta Clara. Esta idea fue el punto de partida de Funámbulos, un espacio donde los jóvenes disponen de varias salas que les permiten combinar el aprendizaje de materias con la posibilidad de comunicar y satisfacer sus necesidades emocionales. Señala Marta que “cuando nosotros éramos adolescentes, parecía que a los padres les preocupaba mucho más saber las notas que sacábamos que cómo nos encontrábamos”.

Mirando al futuro, la educadora apunta que “no parece muy correcto crear adultos con un gran éxito profesional que no conozcan sus emociones ni, en consecuencia, las sepan gestionar; esto les conduciría a no ser felices en su vida personal, aunque sí en la laboral. Debe buscarse el equilibrio entre las dos partes”.

Funámbulos pretende que los jóvenes sean autónomos en sus vidas, que tengan un pensamiento crítico y que sepan tomar decisiones atendiendo a sus consecuencias.

Lamenta Clara que “nosotros ya hemos formado parte de una educación en la que, en cierta medida, se anulaba al alumno como persona”. Otro de los objetivos básicos de este proyecto es dotar a las personas de empatía y equilibrio emocional, “algo que no se consigue de un día para otro; eso hay que trabajarlo”, apunta la psicoterapeuta.

Cómo educar

Partiendo de la idea de que cada joven es un caso distinto, en Funámbulos se aplican diferentes métodos para motivar a los alumnos en el estudio. Y en ese terreno es donde entra en juego Daniel, que detalla las cinco metodologías que se manejan en este centro. Una de ellas es la cooperación, que permite reforzar el trabajo en equipo. “Aquí el alumno aprende a ceder para llegar a acuerdos”, indica el docente. Otro método es la resolución de problemas, con el que se proponen diferentes situaciones complejas que los chicos deben resolver.

A estas dos metodologías se le suma la vinculada a la inteligencia emocional y el método orientado a proyectos, “que se desarrolla a lo largo de varios días, no en uno solo; éste suele ser mucho más constructivo que cualquier otro método más directo, ya que en él pueden confluir varias asignaturas”, detalla Daniel.

Finalmente, encontramos el método psicológico centrado en la persona, que se aplica “pensando en la salud de los jóvenes y no porque se encuentren en un momento crítico”, apunta Clara.

Además, en este centro también se atiende al entorno familiar del alumno. Recuerda la psicoterapeuta que “ser padres no es una tarea fácil, por lo que facilitamos herramientas para lograr cambios importantes en la convivencia en casa”.