Si bien el pasado mes de noviembre corrieron por la prensa y por las redes sociales serios rumores sobre la presunta ruptura entre Enrique Iglesias y su novia, la ex-tenista rusa Anna Kournikova, en agosto de 2014 tras casi 13 años de noviazgo, ahora la madre de él, Isabel Preysler, se ha decidido a hablar sobre la relación amorosa entre el cantante y la deportista. La pregunta del millón es: ¿Por qué Iglesias, de 39 años, y Kournikova, de 33 años, no han pasado todavía por la vicaría?

La filipina más popular de España no ha visto ninguna dificultad en la respuesta, y es que, lejos de desear que su hijo estabilice su vida personal y dé el gran paso de casarse y formar una familia, aplaude la decisión de Enrique de no contraer matrimonio con su "eterna novia".

Para Isabel Preysler, el supuesto hecho de que el artista y Anna Kournikova se convirtieran en marido y mujer podría implicar un auténtico desgaste en la relación sentimental que viven ambos desde que se conocieran durante el rodaje del videoclip de "Escape" de Iglesias en Long Beach (California).

Esta decisión es sensata desde el punto de vista de Preyler debido a que el cantante, muy exitoso a nivel internacional, tiene una agenda repleta de compromisos profesionales por muchos puntos del globo terráqueo que le obligan a estar lejos de casa con bastante frecuencia, lo que en caso de estar casado deterioraría la estabilidad y dedicación que el matrimonio requiere. No obstante, el propio Enrique Iglesias considera que está actuando correctamente de esa manera, ya que asegura saber bien mantener viva la llama del amor y encontrar un equilibrio entre su profesión y su vida amorosa de una sencillísima manera: estar 15 ó 20 días fuera de casa y luego sentir la necesidad de volver para dedicarle tiempo a su pareja antes de volver a emprender otro viaje lejos del hogar de ambos.

Así, analizando estas declaraciones, queda más que claro que Enrique Iglesias y Anna Kournikova se encuentran cómodos en la situación que viven y, por ello, no creen oportuno dar un giro a su vida. Aunque, a la vista de continuos rumores sobre los inmensos deseos de la rusa de pasar por el altar, ¿estará satisfecha con esta decisión tan aplaudida por su suegra?