Desde hace días asistimos a la puesta en escena de un culebrón que dura ya ocho largos años y del que hasta ahora la única damnificada era la filóloga y actriz de películas para adultos María Lapiedra, a quien los colaboradores de “Sálvame diario” y "Sábado Deluxe” habían vilipendiado a favor del otro protagonista del escándalo, el paparazzo y colaborador del programa de las tardes Gustavo González, por aquello de que “Entre bomberos no nos pisamos la manguera”.

Gustavo y María llevan ocho años de relación clandestina que la mujer de él con la que ha compartido nada más y nada menos que 30 años de su vida y con la que tiene 4 hijos, dice no conocer, ya que su ex marido se lo negaba y ella como buena esposa se lo creía y miraba para otro lado.

Cuantas mujeres no habrán pasado por lo mismo esperando a que la tormenta amainase.

Gustavo asegura que sus hijos son su prioridad, aunque desde luego y a tenor de lo que está pasando no lo parece. Lo ha hecho todo mal y encima ha confiado en que sus “compis” de “Sálvame” no ahondarían en la situación y no intentarían alargar la noticia royéndola hasta el hueso e incluso dándola la vuelta y pisoteándola sin compasión.

Eso no es de ser inocente es de no tener dos dedos de frente. El programa que todo indica va camino de su final, se agarra a lo que puede con tal de mantener a flote por lo menos la cabeza. Llevan quince días con el tema y lo que te rondaré morena.

El marido engañado al “Deluxe”

Este pasado sábado, la audiencia asistía a la entrevista en plató al marido engañado ergo cornudo, que desgranó una letanía de sucedidos en la relación a tres bandas que ha mantenido con su mujer María Lapiedra hasta hace unas semanas, cuando el culebrón se hizo público y todos reconocieron saberlo, haber visto fotos de viajes e incluso fotos cariñosas de Gustavo y María y haber mentido para proteger a su compañero.

Es decir que mintieron descaradamente.

Marc Amigó de nombre artístico Marc Hamilton, arquitecto y padre de las dos hijas de María, dijo de Gustavo que es un manipulador, que en realidad se avergüenza de la celebrity y que la relación de ambos es tóxica, sin ningún futuro y propia de adolescentes tontainas y lujuriosos.

María Patiño la Némesis de María Lapiedra

Némesis en la mitología griega era la diosa de la justicia y la venganza, que castigaba a los que no obedecían a los que mandaban. La presentadora se ha imbuido, no del espíritu navideño que hubiese sido lo normal y deseable, si no de espíritu vengador y como una Némesis gallega pero recriada en Sevilla, se lanzó ayer a la yugular de María Lapiedra (Pascual para familia y amigos) queriendo hacer ver a Gustavo, por su bien, que la susodicha lo estaba vendiendo y que por eso debía dejarla ipso facto.

Decía Patiño que María estaba negociando el cobro del 50% de la venta de unas fotos de Gustavo y ella en Budapest (uno de los muchos viajes que han hecho juntos durante estos ocho años de relación) Gritaba y gritaba asegurando que ella lo sabía de primera mano, que María Lapiedra le había pedido esas fotos a Gustavo para venderlas y que lo denunciaba por el gran cariño que le tiene a su compañero.

Mientras, María en su casa escuchaba compungidamente.

Cuando le llegó el turno de réplica no solo lo negó si no que le dijo a Patiño, que Gustavo fue el que le envió una foto del viaje, que ella no le había pedido y que no era ninguna de las que se pretendía vender; que él sabía perfectamente que las fotos fueron tomadas por un transeúnte que las vendió a un paparazzo conocido, que es el que está negociando ahora con ellas.

María Patiño torcía el gesto pero no tenía más remedio que callar. María Lapiedra le reprochó dos mentiras más, con lo cual queda claro que la colaboradora-presentadora ayer se cubrió de gloria y perdió toda credibilidad, sobre todo porque en palabras de Kiko Hernández y demás colaboradores quedó claro hace días que la celebrity nunca les ha mentido.

Al finalizar la conexión era visible por su gesto, la rabia que le debía causar que Lapiedra la hubiese acusado en público de mentir e incluso le dijese que la iba a denunciar, por eso Patiño quiso ser la última en hablar y soltó: “Me callo por el aprecio a mi amigo Gustavo pero puedo contar mucho más”.

Que es lo que hacen todos aquellos a los que se pilla en un renuncio, poner el ventilador para esparcir la porquería que siempre algo queda. El culebrón continua ¿Cual será el próximo movimiento de María Patiño?