Cada vez que un nuevo año asoma al final del calendario, muchas personas empiezan a hacer nuevos planes de vida. Con la excusa del cambio de dígito, y por tomar un punto de partida, son muchos quienes deciden romper amarras y tratar de empezar nuevos proyectos con los que, a fin de cuentas, ser más felices.

Eso es precisamente lo que habría decidido una María José Campanario que seguramente ha pasado por uno de los peores años de su vida en este 2017 en el que, recordamos, tuvo que ser ingresada en una clínica especializada en salud mental y en el que ha necesitado de los suyos para recuperar una vida que ahora parece estar disfrutando, por fin, más que nunca.

Lejos quedan esos episodios que le llevaron, en paralelo, a volver al centro de la polémica tras sus comunicaciones con Belén Esteban filtradas por la de San Blas y un verano en el que su marido se convertía en su mejor amigo, compañero, cuidador y, de paso, también en su mejor medicina.

Cuidados que parece han surtido efecto porque, como aseguran nuestros compañeros de la revista Semana, la castellonense se encuentra completamente recuperada y con más ganas que nunca de retomar su vida a todos los niveles. Tanto es así que ya habría anunciado tanto a Jesulín como a todos sus allegados que en este 2018 va a retomar sus estudios.

La decisión, de hecho, ya está tomada y María José Campanario iniciará en muy pocos meses un nuevo Máster de estética dental que espera le sirva para dar un salto en lo profesional ahora que está convencida de que lo mejor para ella es realizarse al máximo, también en el plano profesional que había quedado apartado de un tiempo a esta parte.

Julia y Jesús, la mejor medicina para María José Campanario

Mientras llega el momento de iniciar ese nuevo proyecto estudiantil, la odontóloga está más que centrada en los que son los dos pilares de su vida, sus hijos, Julia y Jesús, con quienes quiere también empezar a recuperar el tiempo perdido cuanto antes, sabedora de que están en una edad en la que el tiempo pasa muy rápido y es fácil arrepentirse de no disfrutarlos todo lo que estos requieren.

De momento, según apunta la información a la que hacíamos referencia, la levantina ya ha empezado, poco a poco, a retomar su actividad profesional, dejándose caer por la clínica esporádicamente. Sin duda, el mejor síntoma de que todo empieza a recobrar la normalidad y de que no le faltan ganas de vivir. Una alegría para todos.